miércoles, 16 de diciembre de 2009

Epístola a Filemón

Epístola a Filemón,
o la autoridad del liderazgo en contraposición con el autoritarismo despótico.
Por Joel Gallardo Pineda


“Por eso, aunque en Cristo tengo la franqueza suficiente para ordenarte lo que debes hacer, prefiero rogártelo en nombre del amor. Yo, Pablo, ya anciano y ahora, además, prisionero de Cristo Jesús, te suplico por mi hijo Onésimo, quien llegó a ser hijo mío mientras yo estaba preso” Filemón 1:8 – 10 (Biblia NVI)


La epístola de Filemón, se levanta como una catedral que declara a voz en cuello la diferencia entre el verdadero liderazgo, depositario de la autoridad delegada por quien decide someterse, en contraposición a la tentación de dejarse corromper por el poder y transformarse en un líder autoritario y despótico.

Esta epístola, fue escrita por el Apóstol Pablo a su amigo y colaborador, el hermano Filemón de la iglesia en Colosas o talvez Laodicea, si Pablo estaba preso en Roma la carta se escribió entre los años 61 y 62. Es una carta personal, que Pablo envía por medio de Tiquico intercediendo por Onésimo, quien en otro tiempo había sido esclavo de Filemón, pero que había huido de él causándole mas de algún perjuicio. Pablo, que había ganado a Onésimo en sus prisiones, intercede por el para sea perdonado y recibido como hermano. La forma en que Pablo ejerce su liderazgo y autoridad apostólica, se trasforman en una clara lección en nuestros días.

Desde una perspectiva cristiana, la posición de liderazgo, es un don que el Espíritu Santo deposita en el corazón del creyente, otorgándole la capacidad de influir con sus acciones, conducta y comunicación, a quienes lo rodean e interactúan con él. El líder es una pieza fundamental, sobre quien recae la responsabilidad de guiar, cuidar y servir a quienes lo aceptan y reconocen como tal. Los oficios de autoridad, no transforman en líder a quien los detenta, el ejercicio de un cargo o el desempeño de una función de liderazgo, no constituye por decreto en líder a quien la desempeña. La condición de líder, debe necesariamente, ser reconocida por quienes se subordinan y se transformaran en seguidores, quienes voluntariamente se someterán a su autoridad.

En términos generales, existen dos formas de ejercer la autoridad, una es por coerción, donde por razón de fuerza y bajo el infundimiento de temor se ejerce la autoridad y exigiéndose el sometimiento bajo la amenaza de que en caso contrario se aplicara la fuerza para obligar la sujeción. Este tipo de ejercicio de autoridad, no goza del reconocimiento voluntario de quienes son su objeto, sino que son obligados a su reconocimiento bajo la amenaza de la fuerza, su base es la coerción. En los casos más extremos de esta manifestación se encuentran las conductas dictatoriales.

La segunda forma, esta dada por el amor, donde a diferencia de la forma anterior no existe amenaza de fuerza, sino que voluntariamente y más bien por admiración y amor, se reconoce la autoridad del líder. Sin duda, esta es la forma más excelente, y más cercana a las enseñanzas cristianas. Esta forma de autoridad, se ejerce bajo la responsabilidad moral y los principios éticos que garantizan el respeto y el reconocimiento de la condición de igualdad de quien es objeto de la autoridad. En ningún caso, es atropelladora o impositiva, sino más bien actúa por la convicción moral de quien decide aceptar dicha autoridad.

Pablo, en la epístola a Filemón nos da una clase magistral demostrando de modo práctico que la verdadera autoridad proviene del amor, y no de las acciones coercitivas. No es el uso de la fuerza lo que legitima la autoridad de Pablo, sino el amor que el hermano Filemón le profesa. Es en este amor, en lo que confía Pablo para esperar la obediencia de Filemón, no en su capacidad como Apóstol, ni sus abundantes trabajos en el evangelio, solo el amor.

Pablo, como apóstol, provisto de la autoridad apostólica y el derecho ganado por el profuso trabajo evangelístico y misionero llevado a cabo en todo el mundo conocido de la época, le hubiese podido conferir el derecho inalienable de ejercer autoridad sobre quienes él había ganado para el Señor, sin embargo se rehusó a ello.

Consideremos que ante una orden imperativa emitida por Pablo, difícilmente Filemón se hubiese resistido a ella. Sin embargo, Pablo recurre a un humilde ruego intercesor a favor de Onésimo, a quien presenta como su hijo espiritual, ganado para Cristo en medio de su prisión por causa del evangelio. No usa de fuerza, tampoco de amenazas, ni impone su voluntad de modo avasallador, sino que indica: “prefiero rogártelo en nombre del amor” o “no he querido hacer nada sin tu consentimiento” con el propósito que Filemón perdone a Onésimo, y pese al daño que podría haberle ocasionado, lo reciba con perdón y amor ya no solo como un esclavo recuperado sino como a un hermano, llegando incluso de decir “recíbelo como a mí mismo” y ofreciendo cubrir el mismo los daños ocasionados por Onésimo.

Por esta razón, esta epístola se yergue como una catedral que da testimonio claro de la forma de ejercer la autoridad por parte de los lideres cristianos 1Pe 5:3 “no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.” No procurando ejercer la autoridad con afán egoísta, buscando lo suyo propio, buscando imponer su voluntad de manera absolutista, sino actuando bajo valores moralmente mas excelentes, procurando el sano crecimiento de sus hermanos como miembros del cuerpo de Cristo, y que su servicio al Señor este libre de estorbos tales como, las relaciones personales marcadas por la enemistad y el rencor.

El liderazgo cristiano, no debe buscar imponer su forma de actuar de manera coercitiva, el que esta puesto en la condición de liderazgo, debe “ganarse” el respeto y el reconocimiento como líder por quien es objeto de su liderazgo, los verdaderos lideres no necesitan resaltar sus rangos de autoridad, su autoridad esta intrínsicamente unida a la responsabilidad de sus actos, su conducta de fe y amor es reconocida por sus hermanos quienes voluntariamente se someten a su autoridad.

La autoridad del verdadero Líder cristiano, no consiste en mandar, sino en saber servir y dirigir a los demás con propósito y amor genuino. Pablo no ordena, ruega; tampoco impone, sino procura la acción voluntaria. La verdadera autoridad siempre camina de la mano con el amor, y el respeto.

martes, 1 de diciembre de 2009

JOSÉ, FIGURA DE CRISTO

(Salmo 105 1 al 23)
La historia de José es, sin duda, la narración histórica más amplia y admirable del Antiguo Testamento. El Espíritu Santo trajo los acontecimientos para el bien de José y de su pueblo, pero el mismo pudo hacer de modo que fuera un tipo del futuro Mesías. Es admirable esta semejanza, sabiendo que ocurrió casi dos mil años antes. Ello puede ser considerado una prueba tanto de la inspiración de la Biblia como de la divinidad de Cristo. Observemos catorce semejanzas entre este personaje histórico de la edad patriarcal y nuestro Señor Jesucristo.

1. Amado de su Padre
Véase Génesis 37:3-8. Así también Cristo. Dios tiene millones de millones de hijos por creación, pero ninguno es la imagen perfecta de Dios como lo es el Verbo (Colosenses 1:15). Los ángeles son puros y santos, pero Cristo es divino.

2. Fue a buscar a los hermanos perdidos
Léase Génesis 37:15. Así Cristo vino en busca de los que el misericordiosamente llama hermanos (Hebreos 10:7 y Lucas 9:10). ¡Cuánto amor rebosa de estos pasajes!

3. Fue aborrecido de sus hermanos
Aquellos por cuyo bien sufría, le odiaron hasta matarle Génesis 37:4 y 5. Compárese con Juan 1:12 y 15:25). ¡Cuánta ingratitud! Puede ilustrarse con «El error del cazador alpino.)

4. Odiados por anunciar su grandeza futura
Era la pura verdad, que un día tuvo que ser reconocida (Génesis 35:9), pero prevaleció la incredulidad por parte de los que les veían en su estado humilde (Mateo 26:64).

5. Ambos fueron vendidos
(Compárese Génesis 37:23-28 con Mateo 26:15). ¿Para qué en el caso de Cristo? Parece una insensatez de parte de sus enemigos, pues podían prenderle fácilmente sin tal recurso. Jesús mismo se lo reprocha. Hay dos razones: Una humana y astuta: «Para que no se haga alboroto en el pueblo»; y otra divina y confirmadora de la fe: «Para que se cumplie¬ra la Escritura.» Ciertamente estaba profetizado que debe¬ría sufrir el dolor de la traición, era una parte de su trage¬dia moral. ¡Cuánto dolor moral sufriría José! ¡Por treinta piezas miserables, se diría, cuando en casa hay millares! Compárese con el dolor de Jesús para con Judas. ¿Do qué le ha de servir al desgraciado? Era la dolorosa reacción del Salvador que le hace exclamar: «Más le valdría al tal hom¬bre no haber nacido.» ¿Será éste el doloroso sentir de Cristo acerca de ti? Tendrá que condenarte, amándote incluso, si hoy rechazas su salvación.

6. Ambos fueron tentados para poder compadecerse de los que son tentados
José, a los quince años, antes de ser vendido, ignoraba lo que era la tentación y por ello podía juzgar muy severa¬mente a sus hermanos por las debilidades carnales, que extrañamente tenemos narradas en Génesis 34 y 38. Pero pudo sentir la malicia de Satán y lo atractivo del pecado, al pasar por la tentación, de la que salió triunfante. Así Cristo, como Dios, conocía la teoría de las tentaciones humanas; pero quiso pasarlas personalmente. Ahora es un Salvador apto para comprender y perdonar a los arrepentidos.

7. Ambos fueron condenados injustamente y no se defendieron
¿Cómo es que José no se defendió de la vil calumnia? ¿Pensaba que sería inútil porque Potifar creería más a su adúltera esposa que a un esclavo forastero?. Es posible, pero bastante raro, pues el instinto de defensa está en el corazón, en la boca de todo acusado injustamente. Lo más probable es que prefiriese sufrir antes que traer desconcierto en el hogar y en el corazón de su señor que tan bien le había tratado. Pero hay otra razón oculta: Sufrió callando porque debía parecerse al Cordero de Dios, de quien era tipo. Cristo, prefirió sufrir para evitarnos la desgracia del infierno. Es muy difícil sufrir callando. Si alguien lo duda que haga la prueba, pero Cristo lo hizo por nosotros. No quiso inspirar compasión a sus verdugos, ni trató de infundirles temor para que le atormentaran menos, sino que prefirió agotar la copa de maldición porque era necesario por amor de nosotros. (Véase anécdota La niña hugonote en el serón.) El amor la hizo aguantar.

8. Ambos fueron reconocidos justos por los ejecutores de su injusta sentencia.
José, por el carcelero; Cristo, por Pilato y el centurión.

9. Anunciaron mensajes de vida y de muerte a otros encar¬celados durante el tiempo de su humillación.
Compárese la interpretación del sueño del copero y el madero con Isaías 61:1. La profecía había llamado a la muer¬de Cristo encarcelamiento (Isaías 53:8). Ciertamente, una existencia como la de los seres humanos, con el fin inevitable de la muerte, había de parecer un encarcelamiento a los celestiales, que veían a Cristo, el Verbo Divino, en semejante condición.

10. Ambos fueron extraordinariamente exaltados.
Compárese Génesis 41:49-44 con Filipenses 2:8-11. El premio de su humillación fue mayor gloria. La importancia de este mundo en el Universo no es por ser la quinta estrella del sistema planetario del sol, o la más adelantada del sistema en cuanto a desarrollo geofísico y posibilidades para la vida, sino porque fue el escenario de la encarnación y muerte re¬dentora del Verbo unigénito de Dios. Nótese la expresión del versículo 10: Arriba en la tierra y debajo de la tierra. Los antiguos pensaban que el interior de la tierra era habita¬ción de espíritus de los fallecidos: pero nosotros sabemos que el Universo estelar está por arriba y por debajo. La expresión Toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor es extraordinaria. Hoy todavía existen muchas lenguas que no le reconocen ni le confiesan. ¿Lo reconoces tú? Es mucho mejor reconocerlo ahora y confesarlo ahora, que tener que hacerlo entonces por la fuerza.

11. Proveen a la necesidad de los suyos
Cristo quiso hacerse hermano nuestro según la carne (Hebreos 2:10-13) para poder salvarnos, más que del hambre física, de la condenación eterna. (Hebreos 2:14-15). Cristo nos ha salvado del hambre espiritual que está padeciendo el mun¬do por su culpa, ya que no «con sólo pan vivirá el hombre» (Lucas 4:4). Cristo nos trajo abundante Palabra de Dios mediante la cual nuestra alma recibe vida.

12. Ambos perdonan generosamente a los culpables
¡Cuan emotivo es el relato de Génesis 45! ¿Y qué dire¬mos del Evangelio desde que Jesús empezó su ministerio con el mensaje de Marcos 1:14-15?

13. Ambos prueban a sus hermanos, antes de ensalzarlos
Es muy sabio el procedimiento por más que nos duele. Lo reconocemos en el caso de José porque podemos ver el plan terminado, pero así será también con nosotros. Notemos los objetivos de la prueba:
a) Quiso hacerles sentir su pecado. Asegurarse de que lo reconocían y estaban arrepentidos. ¿No es esto lo que hace hoy nuestro Señor? (Véase Marcos 1:15; Lucas 13:5.) Dios no puede perdonar a un corazón no arrepentido (Véase anécdota Cómo perdió el perdón.)
b) Quiso probar y desarrollar su amor al Padre por medio de pruebas muy ingeniosas. Al pedirles a Benjamín y pretender retenerlo, cuando les oía murmurar en su lengua: El pobre padre, ¿qué dirá? ¿Qué aflicción le causaremos?» José se regocijaba. El discurso de Judá, con motivo de la copa hallada en el costal de Benjamín, le dejó convencido y conmovido, por esto les perdonó y ensalzó. Cristo nos prueba también. Cuando oye a las personas decir: «Primero morir que ofender a Dios», ve que su victoria moral es com¬peta en tal alma; puede entonces glorificarla.
c) Quiso probar su codicia al devolverles el dinero. «El amor al dinero es la raíz de todos los males.» Dios nos prueba también para ver si somos buenos mayordomos. Quiere saber si le robamos o le devolvemos con amor lo que nos da, y de derecho le pertenece (Malaquías 3:9 y 10).
d) Finalmente les prueba en cuanto a su amor mater¬ial. En el banquete, aumentando la parte de Benjamín; luego poniendo la copa en su costal. Aun después de haberse manifestado a ellos, teme en cuanto a la medida de su fraternidad. «Ni riñáis por el camino», les dice. Sabía quizá que esta era su costumbre cuando andaban juntos. Cristo nos hace la misma recomendación en Juan 15:17, como hermanos suyos, amados, que vamos al cielo, pues sabe que aun hay peligro de que riñamos en el camino por innumerables fruslerías.

14. José trajo a sus hermanos al país de su gloria
Compárese con Juan 14:1-3 y 17:24. Para esto tuvieron que decidirse a dejar su antigua tierra y emprender como peregrinos el viaje a Egipto. Antes ya lo eran viviendo en tiendas, pero ahora sabían a donde iban y lo que les esperaba, porque su precursor había pasado delante en los días de su humillación y ahora era poderoso. ¿No es este exactamente nuestro caso? ¡Gloria a Dios! Aunque el país de la muerte os es desconocido, no lo es el Señor de la muerte. (Apocalipsis 1:18), sino que es nuestro Amigo, nuestro Hermano y nuestro amante Salvador.


Samuel Vila (Pulpito Cristiano)

lunes, 9 de noviembre de 2009

El Movimiento Apostólico y Profético

Introducción

Apóstol: Etimológicamente proviene del griego “apostolo o apostello”, y significa “alguien enviado con un mensaje o comisión especial; puede referirse a un embajador o representante de otro”. Es el título con que el NT designa a los doce que Jesús eligió para que le acompañaran más de cerca (Mar. 3:14); (Hech. 1:21) y para confiarles la misión de anunciar al mundo el reino de Dios (Mat. 10:2-7); (Mar. 3:14-19); (Luc. 6:13-16); (Ap. 21:14). El apóstol por antonomasia es el propio Cristo en cuanto enviado del Padre para salvar al mundo (Jn. 3:17); (Jn. 3:34); (Jn. 5:36); (1Jn. 4:9), (1Jn. 4:14); (Rom. 8:3); (Gál. 4:4); (Heb. 3:11). De manera especial lo hace con Pablo, quien reivindica su condición de apóstol en total igualdad con los doce (Rom. 1:1); (1Cor. 1:1); (1Cor. 9:1-5); (1Cor. 15:8-10); (Gál. 1:1), (Gál. 1:16-17); (Gál. 2:8); (1Tim. 2:7). Estos, fueron considerados como los mayores líderes de la Iglesia primitiva y depositarios directos de la tradición cristiana.
El NT concede también el título de apóstol a otras personas que destacan por su actividad misionera (Rom. 16:7); (2Cor. 8:23); (Hech. 14:4); y también se les llama apóstoles a otros obreros cristianos, como Bernabé (Hech 14:14), Andrónico y Junias (Rom. 16:7) reconociendo su trabajo cristiano, pero sin conceder el mismo grado de autoridad apostólica.
Profeta: Es básicamente un vocero de Dios, que comunica a los hombres la Palabra de Dios, que ha recibido directamente de El. Cuando un profeta habla en calidad de tal, es inspirado por el Espíritu Santo (2 Ped. 1:19-21) y por tanto libre de todo error. No obstante, el profeta no es una marioneta ni un simple repetidor de lo que ha recibido. Por el contrario, retiene su propia voluntad, inteligencia y pensamientos mientras comunica fielmente lo que Dios quiere decir. Dios pone palabras en boca de los profetas (Deut. 18:18; Jer. 1:9). Un profeta es un siervo de Dios (Zac. 1:6) y Su mensajero (2 Crón. 36:15). La autoridad de profeta es verificada y transformada en palabra escrita principalmente en el antiguo testamento.

Análisis

El Movimiento Apostólico y Profético MAP, llamado también Nueva Reforma, Nueva Generación Apostólica, Movimiento de Restauración o los Cinco Ministerios, tiene su origen en iglesias de líneas pentecostales y carismáticas. Comienza a tomar forma a fines de los años ochenta y logra su consolidación en los últimos 10 años. Surge de la confusión de la interpretación de Ef. 2:20 “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” y Ef. 4:11 “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros” la interpretación del MAP, es que en el tiempo presente la iglesia necesita, para estar completa y ser plenamente edificada, la vigencia plena y la autoridad como tal de los cinco ministerios indicados.
Esto, implica la necesaria presencia de apóstoles y profetas en la iglesia de hoy, con la plena y absoluta vigencia de la autoridad canónica de apóstol y profeta. Por esto, reclaman que sus enseñanzas y/o profecías tienen el mismo derecho de autoridad divina que las atribuidas a los apóstoles y profetas en el canon bíblico comúnmente aceptado.
Para esto, las iglesias de este MAP han procedido a constituir autoridades de tipo vertical, bajo el nombre de apóstoles y profetas. Quienes ejercen autoridad directa sobre sus grupos asociados y adicionalmente se consideran como autoridad apostólica y profética sobre toda la cristiandad de la zona, región o país. Incluso de aquellos que no reconocen su autoridad.
El MAP no reconoce barreras denominacionales, y proclama la unidad de todos los creyentes bajo la autoridad de apóstoles y profetas, sin barreras denominacionales ni doctrinarias.
Su sistema de gobierno es del tipo episcopal, vertical descendente. No reconocen autoridad congregacional, parlamentaria ni la democratización de las iglesias. Los recursos económicos son administrados solo bajo el criterio de los líderes apostólicos.
Se reconocen los siguientes órdenes:
• Apóstoles Verticales: son Apóstoles eclesiales (autoridad sobre numero de iglesias), Apóstoles funcionales (ministerios en esferas especificas), Apóstoles de equipo (ministran en conjunto con otros apóstoles) Apóstoles congregacionales (pastores que pastorean iglesias grandes)
• Apóstoles Horizontales: Apóstoles convergentes (llamado de autoridad conjunto en campo específicos por ej. temas de familias) Apóstoles embajadores (ministerio itinerante de catalización) Apóstoles movilizados (autoridad para poner a trabajar cierto segmento del cuerpo de cristo, como educación, misiones y otros) Apóstoles Territoriales (autoridad sobre cierto segmento del cuerpo en la esfera de una ciudad o estado, ej apóstol de asuntos juveniles de sud América)
• Apóstoles de mercado rol no definido aun, pero que sus orientaciones estarían vinculadas a interactuar con la sociedad en la canalización y búsqueda de recursos financieros y políticos.

Entre sus enseñanzas, destacan el énfasis en la instauración del Reino de Dios, aquí y ahora, pero no mediante intervención divina de Cristo en su venida, sino mediante la ocupación de espacios de poder social. Esto debe ser concretado por selectos y preparados grupos de creyentes, en los ámbitos político, financiero, empresarial, dirigencial y todos aquellos en que hay ejercicio de autoridad. Al tomar estos los espacios de autoridad, en detrimento de no creyentes, se estaría manifestando el reino de Dios en la tierra.
También, el MAP elimina o reduce a la mínima expresión la posición dispensacionalista premilenial, olvidando las doctrinas escatológicas como el arrebatamiento, la gran tribulación, las bodas del cordero, la segunda venida de Cristo, y el milenio. Respecto a esta última, asume una posición amilenial muy similar a la que tradicionalmente ha sostenido la iglesia católica.
Como reclaman para si autoridad apostólica y profética, con derecho de canonicidad, indican que sus enseñanzas pueden complementar lo indicado en Las Escrituras, y en alguno casos traer a la iglesia una nueva revelación para corregir la peregrinación de la iglesia. John Eckhardt líder del MAP indica en el libro Movimiento apostólico, pagina 45, lo siguiente: “Ellos (apóstoles y profetas) frecuentemente son los primeros en predicar ciertas revelaciones que Dios esta entregando a la Iglesia” y agrega “Un Apóstol puede venir y establecer una nueva revelación” (Pág. 46). Lo que aquí se esta señalando es que los nuevos “apóstoles y profetas” tiene autoridad para establecer principios doctrinales, del mismo valor que los apóstoles y profetas bíblicos, por ser ellos depositarios de supuestas revelaciones divinas, aun cuando estén fuera de lo establecido por La Palabra de Dios. Esto, es un precedente peligroso, que puede abrir la puerta a muchos errores doctrinales tal como en otros momentos de la historia a sucedido.

Algunos de sus pensamientos:

Uno de los mas connotados lideres de este movimiento de apóstoles y profetas (Peter Wagner) plantea: “Creo que el gobierno de la iglesia finalmente ha llegado al lugar que las escrituras afirman en Efesios 2 donde habla del fundamento de la iglesia que son los apóstoles y profetas, previo a la década de los 80s y 90s estos fueron prácticamente ignorados pero ahora por haberlo reconocido es la mayor razón por la cual estamos entrando en un nuevo nivel de oración, de guerra espiritual, de sanidad, milagros y liberación. Esta es una nueva era…”
Tan preocupante como lo anterior, es lo que indica Bill Hamon en su libo “La Batalla de las Novias” (1997) indica “la iglesia del siglo 21 será irreconocible en comparación con la iglesia del día de hoy, Los apóstoles y profetas de los últimos días que están vivos en el día de hoy tomaran la iglesia a través de la transición de la dispensación de la gracia a la dispensación del reino, de la dispensación de la iglesia mortal a la iglesia inmortal.” Planteamiento muy similar al indicado por el movimiento Nueva Era.
Este movimiento define un apóstol de la siguiente forma: “Es un líder cristiano dotado, enseñado y comisionado y enviado por Dios con la autoridad de establecer el gobierno fundamental de la iglesia y en la esfera ministerial de escuchar lo que el Espíritu esta diciendo a las iglesias y estableciendo el orden adecuado para el crecimiento y la madurez de la iglesia” Pero la premisa bíblica es diferente: Un requisito para ser apóstol (Hechos 1:21) era ser testigo visual del ministerio de Jesús desde que fue bautizado en el Jordán hasta su traslado al cielo, después de su muerte y resurrección. Pablo siempre que defendió su apostolado daba testimonio de haber visto a Jesús personalmente y no solamente esto sino haber aprendido el evangelio por su revelación directa 1Cor 9:1 y Gal 1:11
Por lo tanto, la autoridad para establecer doctrina, solamente fue dada una vez a aquellos quienes recibieron la revelación y la inspiración para comunicar la verdad infalible. Esto esta limitado solamente a los apóstoles originales.
Fegurson lo describe de la siguiente manera: “Ya que los apóstoles (excepto en el sentido de los delegados de las iglesias) fueron testigos de la resurrección y formularon el fundamento de la iglesia, resulta que su puesto era un fenómeno de la primera generación y que no podía repetirse; no tuvieron sucesores, y en principio no puede haberlos. No obstante, la iglesia puede y tiene que ser apostólica todavía, en el sentido que tiene que vivir de acuerdo con su enseñanza contenida en las Escrituras del Nuevo Testamento, y tiene que seguir su ejemplo de sufrir con su Señor. John Wesley declaro: “Algunos grupos episcopales tienen dirigentes que se nombran apóstoles a si mismos, pero también ellos dejan de reconocer que el apostolado se asocia con ser testigos originales de la resurrección” (Fegurson, Wright, Packer. Nuevo Diccionario De Teología, Pág. 86 y 87)
Entonces surgen las siguientes preguntas, ¿Por qué una vez muertos estos apóstoles, la iglesia primitiva no se ocupo de buscar reemplazantes que mantuvieran la autoridad apostólica? ¿Por qué los mismos apóstoles no se preocuparon de indicar como realizar esta sucesión apostólica? Y sin embargo, si se ocuparon de advertir respecto de falsos apóstoles que como lobos vestidos de oveja se introducirían en el rebaño.

Posición de Las Asambleas de Dios en el Mundo

Las Asambleas de Dios de los Estados Unidos
En su Declaración Oficial sobre apóstoles y profetas, adoptada el 6 de agosto del 2001, por el Concilio General de las Asambleas de Dios de los Estados Unidos, dice: “Siendo que el Nuevo Testamento no provee instrucciones para el nombramiento de futuros apóstoles, tales puestos contemporáneos no son esenciales a la salud ni al crecimiento de la iglesia, ni a su naturaleza apostólica. Las cartas pastorales no proveen información acerca del nombramiento de apóstoles ni de profetas, y el libro de los Hechos no indica que tal provisión fuera dada en las iglesias establecidas en los viajes misioneros. Los apóstoles no nombraron ni apóstoles ni profetas sino ancianos (Hechos 14:23). Al terminar los viajes misioneros, Pablo se reunió con los ancianos de la iglesia de Efeso (Hechos 20:17-38). Claramente, a los ancianos también fue dada la función de obispos (“supervisor”) y pastores (Hechos 20:28; 1 Pedro 5:2). Dentro de las Asambleas de Dios, las personas no son reconocidas por el titulo de apóstol o profeta.”

Las Asambleas de Dios de Venezuela
En una Convención Nacional Extraordinaria, realizada del 28 al 30 de julio del 2004, estudió las actuales corrientes teológicas que están de moda, entre ellas, el Apostolado Moderno y fijó una posición. En su declaración, en los considerandos número 5, 6, 10 y 11 dice: “Que el concepto de la “unción apostólica” no tiene fundamentación bíblica; que la no utilización del término “apóstol” por parte de la iglesia durante mucho tiempo de su historia no anula el aspecto bíblico del mismo; que no necesitamos utilizar el título “apóstol” para que el ministerio esté vigente en la iglesia contemporánea; que las Asambleas de Dios de Venezuela no emitirá credenciales de apóstol, ni de ningún otro ministerio.”

Primera Cumbre Latinoamericana de las Asambleas de Dios
Realizada del 12 al 16 de Septiembre del 2005, sobre el Apostolado Moderno se pronunció en la parte IV. En relación a los profetas y apóstoles, punto 6, 7 y 8 dice: “El movimiento apostólico contemporáneo se define en términos de poder y autoridad antropocéntrica y, por lo tanto, no corresponde a una verdadera exégesis del Nuevo Testamento. No se debe crear una élite de apóstoles, tales redes no corresponden al modelo del Nuevo Testamento. La iglesia debe tener en cuenta la advertencia de las Sagradas Escrituras en relación a los falsos apóstoles, por lo tanto, ha de agudizar su discernimiento espiritual para identificarlos.”



Se utilizo en forma textual lo siguientes:
1) Declaración oficial del Presbiterio General del Concilio General de Las Asambleas de Dios de USA, Springfield Missouri, 06 de agosto de 2001. 2) Declaración de Las Asambleas de Dios de Venezuela, en una Convención Nacional Extraordinaria, realizada del 28 al 30 de julio del 2004. 3) El Movimiento Apostólico y Profético, Mito o Realidad por el Dr. Ervin De León.
Compilado y redactado por J. Gallardo.

sábado, 27 de junio de 2009

Capitulo 3 "El Peregrino" de J. Bunyan

CAPITULO III

CRISTIANO abandona su camino engañado por Sabio-según-el-mundo; pero Evangelista le sale al encuentro, y le pone otra vez en el mismo camino.

CRISTIANO, aunque solo ya, emprendió con buen ánimo su marcha, y vio venir hacia sí, por medio de la llanura a uno que al poco trecho se encontró con él en el punto en que se cruzaban sus respectivas direcciones. Se llamaba Sabio-según-el-mundo, y habitaba en una ciudad llamada Prudencia-carnal, ciudad de importancia, a poca distancia de la ciudad de Destrucción. Había oído hablar de CRISTIANO, pues su salida de la ciudad había hecho mucho ruido por todas partes, y viéndole ahora caminar tan fatigado por su carga, y oyendo sus gemidos y suspiros, trabó con él la siguiente conversación:

SABIO SEGÚN EL MUNDO. — Bien hallado seas, buen amigo; ¿adonde se va con esa pesada carga?

CRISTIANO — En verdad que es pesada; tanto, que, en mi sentir, nadie jamás la ha llevado igual. Me dirijo a la puerta angosta, que está allá delante, pues se me ha informado que allí me comunicarán el modo de deshacerme de ella.

SABIO SEGÚN EL MUNDO — ¿Tienes mujer e hijos?

CRISTIANO — Sí, los tengo; pero esta carga me preocupa y me abruma tanto, que no siento ya en ellos el placer que antes tenía, y apenas tengo conciencia de tenerlos.

SABIO SEGÚN EL MUNDO — Vamos, escúchame, que creo poder darte muy buenos consejos sobre la materia.

CRISTIANO — Con mucho gusto, pues estoy muy necesitado de ellos.

SABIO SEGÚN EL MUNDO — Mi primer consejo es que cuanto antes te deshagas de esa carga; mientras así no lo hagas, tu espíritu carecerá de tranquilidad, y no te será posible gozar, como corresponde, de las bendiciones que te ha concedido el Señor.

CRISTIANO — Eso es precisamente lo que voy buscando, pues ni yo puedo hacerlo por mí mismo, ni se encuentra en nuestro país quien pueda; he aquí lo que me ha movido emprender este camino en busca de tanta ventura.

SABIO SEGÚN EL MUNDO — ¿Quién te lo ha aconsejado?

CRISTIANO — Una persona al parecer muy respetable y digna de consideración. Recuerdo que se llamaba Evangelista.

SABIO SEGÚN EL MUNDO — Maldición sobre él por tal consejo. Precisamente este camino es el más molesto y peligroso del mundo. ¿No has empezado ya a experimentarlo? Te veo ya lleno del lodo del Pantano del Desaliento, y cuenta que eso no es más que el primer eslabón de la cadena de males que por tal camino te esperan. Soy más viejo que tú, y he oído a muchos dar testimonio en sus personas de que en él encuentran cansancio, penalidades, hambre, peligros, cuchillo, desnudez, leones, dragones, tinieblas, en una palabra: muerte con todos sus horrores. Créeme: ¿por qué se ha e perder un hombre por dar oídos a un extraño?

CRISTIANO — Señor mío: de muy buen grado sufriría yo cuanto usted acaba de decirme a cambio de verme libre de esta carga, más pesada y más terrible para mí que todo eso.

SABIO SEGÚN EL MUNDO — ¿Y cómo vino sobre ti esa carga?

CRISTIANO — Leyendo este libro que tengo en mis manos.

SABIO SEGÚN EL MUNDO — Ya me lo figuraba yo así. Uno de tantos imbéciles, que por meterse en cosas para ustedes demasiado elevadas, vienen a dar en tales dificultades, que les trastornan el seso, y los arrastran a aventuras desesperadas para lograr una cosa que ni aun saben lo que es.

CRISTIANO — Pues yo por mi parte sé muy bien lo que quiero, es echar de mí tan pesada carga.

SABIO SEGÚN EL MUNDO — Lo comprendo, sí; pero, ¿por qué has de buscarlo por un camino tan peligroso, cuando yo puedo enseñarte otro sin ninguna de tales dificultades? Ten un poquito de paciencia y óyeme: mi remedio está a la mano, y en él, en lugar de peligros, hallarás seguridad, amigos y satisfacciones.

CRISTIANO — Háblame, pues, pronto, señor, que se lo pido con mucha necesidad.

SABIO SEGÚN EL MUNDO — Mira: en ese pueblo próximo que se llama Moralidad, vive un caballero de mucho juicio y grande reputación, llamado Legalidad, muy hábil para ayudar a personas como tú, habilidad que tiene acreditada con muchos; sobre esto tiene también suerte para curar a personas tocadas en su cerebro. Ve a él, te aseguro un pronto y fácil alivio. Su casa dista escasamente un cuarto de legua, y si el no estuviese, tiene un hijo, joven muy aventajado, cuyo nombre es Urbanidad, y que podrá servirte tan bien como su mismo padre. No dudes en ir allá. Y si no estás dispuesto como no debes estarlo, a volver a tu ciudad, puedes hacer venir a tu mujer y tus hijos, pues hay en ese pueblo las casas vacías, y puedes tomar una de ellas a precio muy barato. Otra cosa muy buena encontrarás ahí: vecinos honrados, de buen tono y de finos modales. La vida también muy barata.

CRISTIANO, al oír esto, estuvo por algunos instantes, indeciso, mas pronto le vino este pensamiento: si es verdad lo que se me acaba de decir, la prudencia manda seguir los consejos de este caballero. Dijo, pues, a Sabio-según-mundo:

CRISTIANO — ¿Cuál es el camino que lleva a la casa de ese hombre?

SABIO SEGÚN EL MUNDO — Mira, tendrás que pasar por esa montaña alta, y la primera casa que encuentres es la suya. CRISTIANO torció inmediatamente su camino para ir a la del Sr. Legalidad en busca de auxilio. Nunca lo hubiera hecho. Cuando llegó al pie de la montaña, le pareció tan alta y tan pendiente, que tuvo miedo en avanzar, no fuese que se desplomase sobre su cabeza; se paró sin saber que partido tomar. Entonces también sintió más que nunca lo pesado de su carga, a la vez que vio salir de la montaña relámpagos y llamas de fuego, que amenazaban devorarle. Le asaltaron, pues, grandes temores y se estremeció de terror. — ¡Ay de mí!—exclamaba—. ¿Por qué habré hecho caso de los consejos de Sabio-según-el-mundo-. Y cuando era presa de estos temores y remordimientos vio a Evangelista que se le acercaba. ¡Qué vergüenza! ¡Qué estremecimiento sintió en todo su ser, al ver la severa mirada de Evangelista!, quien le interpeló así:

EVANGELISTA — ¿Qué haces aquí, CRISTIANO?

CRISTIANO no supo contestar; la vergüenza le tenía atada lengua.

EVANGELISTA — ¿No eres tú el hombre que encontré llorando fuera de los muros de la ciudad de Destrucción?

CRISTIANO — Sí, señor; yo soy.

EVANGELISTA — ¿Cómo, pues, tan pronto te has extraviado del camino que yo te señalé?

CRISTIANO — Así que hube pasado el Pantano del Desaliento me encontré con uno, que me persuadió de que en la aldea de enfrente hallaría un hombre que me quitaría mi carga. Parecía muy caballero, y tantas cosas me dijo, que me hizo ceder, y me vine acá; mas cuando llegué al pie de la montaña y la vi tan elevada y tan pendiente sobre el camino, de repente me detuve, temiendo que se desploma sobre mi Ese caballero me preguntó adonde iba, y se lo dije; también quiso saber si tenía yo familia, y le respondí afirmativamente; pero añadiéndole que esta tan pesada carga me impedía tener en ella el gozo que antes disfrutaba. A toda prisa, pues —me dijo—, es preciso que te deshagas de esa carga; y en lugar de ir en dirección de esa portezuela, donde esperas obtener instrucciones para ello, yo te indicaré un camino mejor y más derecho, y sin las dificultades con que tropezarías en el otro. Este camino añadió —te llevará a la casa de un hombre hábil en eso de quitar cargas. —Yo le creí, dejé el camino que usted me había marcado, y tomé éste; mas habiendo llegado aquí, tuve miedo al ver estas cosas, y no sé qué hacer.

EVANGELISTA — Detente un poco y oye las palabras del Señor. (CRISTIANO, en pie y temblando, escuchaba.)

"Mirad que no desechéis al que habla; porque si aquéllos no escaparon, que desecharon al que hablaba en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si desecháramos al que nos habla desde los cielos." "El justo vivirá por la fe; mas si se retirare, no agradará a mi alma." Y haciendo aplicación de estas palabras a CRISTIANO, dijo: —Tú eres ese hombre que vas precipitándote en tal miseria; has empezado a rechazar el consejo del Altísimo y a retirar tu pie del camino de la paz, hasta el punto de exponerte a la perdición.

CRISTIANO cayó entonces casi exánime a sus plantas, exclamando: — ¡Ay de mí, que soy muerto! — Al ver esto, Evangelista le asió de la mano, diciendo: —Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres. No seas incrédulo, sino fiel.

Repuesto algún tanto CRISTIANO, se levantó; pero siempre avergonzado y tembloroso delante de Evangelista, el cual añadió:

—Pon más atención a lo que voy a decirte: yo te mostraré quién era el que te engañó, y aquél a quien ibas dirigido. El primero se llama Sabio-según-el-mundo, y con mucha razón, porque, en primer lugar, sólo gusta de la doctrina de este mundo, por lo cual va siempre a la iglesia de la villa de la Moralidad, y gusta de esa doctrina porque le libra de la Cruz, y en segundo lugar, porque siendo de este temperamento carnal, procura pervertir mis caminos, aunque rectos. Por eso, tres cosas hay en el consejo de ese hombre, que debes aborrecer con todo tu corazón:

1º El haberte desviado del camino.

2º El haber procurado hacerte repugnante la Cruz.

3º El haberte encaminado por esa senda, que conduce a la muerte.

1° Debes odiar el que te haya extraviado del camino, y que tú hayas consentido en ello, porque eso era rechazar el consejo de Dios por el consejo del hombre. El Señor dice: "Procurad entrar por la puerta angosta". Era la puerta hacia donde yo te dirigí. "Porque estrecha es la puerta que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan". De esa puerta y del camino que a ella conduce te ha desviado ese malvado para llevarte al borde de tu ruina. Debes, pues, odiar su conducta, y odiarte también a ti mismo por haberle prestado oído.

2° Debes aborrecer el que haya procurado hacerte repugnante la Cruz, cuando debes preferirla a todos los tesoros de Egipto. Además, te ha dicho el Rey de la Gloria que "aquel que quiera salvar su vida, la perderá", y si "alguno quiere venir en pos de mí, y no aborrece a su padre y a su madre, a sus hijos y hermanos y hermanas, y aun su propia vida, no puede ser mi discípulo". Por esto te digo que un hombre que procura persuadirte de que es muerte aquello sin lo cual ha dicho la Verdad que no se puede obtener la vida eterna, debe ser para ti abominable.

3° Debes también aborrecer el que te haya encaminado a la senda que conduce al ministerio de muerte. Calcula, pues, si la persona a quien ibas dirigido sería capaz de librarte de tu carga.

Esa persona se llama Legalidad, y es hijo de la esclava que actualmente lo es y se halla en esclavitud con sus hijos; y que misteriosamente es ese monte Sinaí que tú has temido cayese sobre tu cabeza. Si, pues, ella y sus hijos están en servidumbre, ¿cómo puedes esperar que puedan ellos darte la libertad? ¡Ah!, nunca: no es quién Legalidad para librarte de tu carga. Ni ha librado hasta hoy a nadie, ni podrá nunca librarlo. No puedes ser justificado por las Obras de la Ley, porque por ellas ningún ser viviente puede ser librado de su carga. Debes saber que el Sr. Sabio-según-el-mundo es un embustero, y el Sr. Legalidad otro semejante; y en cuanto a su hijo Urbanidad, a pesar de su afectada sonrisa, no es más que un hipócrita, incapaz de darte ayuda. Créeme, todo cuanto has oído a este insensato no es más que una asechanza para apartarte de la salvación, desviándote del camino en el que yo te había puesto.

Esto dijo Evangelista, y clamando en alta voz a los cielos, les pidió una confirmación de cuanto había dicho, y en el mismo momento salieron palabras y fuego de llamas de fuego del monte que pendía sobre CRISTIANO, de manera que se le erizaron los cabellos de espanto.

Las palabras decían. "Todos los que son de las obras de la ley, están bajo la maldición. Porque escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley para hacerlas".

Al oír esto, CRISTIANO sólo esperaba la muerte y comenzó a gritar dolorosamente: hasta maldecía la hora en que se encontró con Sabio-según-el-mundo; llamándose mil veces loco; por haberle hecho caso. Se avergonzó también al pensar que los argumentos tan carnales de aquel hombre hubiesen prevalecido contra él, hasta el punto de hacerle abandonar el camino verdadero.

CRISTIANO — Señor, ¿hay todavía esperanza? ¿Puedo ahora retroceder, y dirigirme a la puerta angosta? ¿No seré abandonado por esto, y rechazado de allí con vergüenza? Me arrepiento de haber tomado el consejo de aquel hombre. ¿Podré obtener el perdón de mi pecado?

EVANGELISTA — Tu pecado es muy grande porque has hecho dos cosas malas. Has abandonado el buen camino y has andado en veredas prohibidas. Sin embargo, el que está a la puerta te recibirá, porque tiene buena voluntad para con todos. Solamente ten cuidado de no extraviarte de nuevo, no sea que el Señor se enoje y perezcas en el camino cuando se encendiere su furor.

Entonces CRISTIANO empezó a separarse para retroceder; y Evangelista, sonriendo lo besó y lo despidió, diciendo:

—El Señor te guíe.

Con esto CRISTIANO echó a andar a buen paso, sin hablar a nadie, ni contestar las preguntas que se le hacían en el camino. Iba como uno que anda por terreno vedado, sin creerse seguro hasta llegar al camino que había dejado por el consejo de Sabio-según-el-mundo.

domingo, 21 de junio de 2009

Cap. 2 El Peregrino de Juan Bunyan

CAPITULO II

Prosigue CRISTIANO su peregrinación, viéndose abandonado por Obstinado y Flexible.

CRISTIANO echó a correr en la dirección que se le había marcado; mas no se había alejado aún mucho de su casa cuando, se dieron cuenta su mujer e hijos, empezaron a dar voces tras él, rogándole que volviese. CRISTIANO, sin detenerse y tapando sus oídos, gritaba desaforadamente: — ¡ Vida!, ¡vida!, ¡vida eterna! — Y sin volver la vista atrás, siguió corriendo hacia la llanura.

A las voces acudieron también los vecinos. Unos se burlaban de verle correr; otros le amenazaban, y muchos le daban voces para que volviese. Dos de ellos, Obstinado y Flexible, pretendieron alcanzarle para obligarle a retroceder, y aunque era ya mucha la distancia que los separaba, no pararon hasta que le dieron alcance. — Vecinos míos— les dijo el fugitivo—, ¿a qué habéis venido? —A persuadirte a volver con nosotros— dijeron. —Imposible —contestó él— la ciudad donde viven y donde yo también he nacido, es la Ciudad de Destrucción; me consta que es así, y los que en ella moran, más tarde o más temprano, se hundirán más bajo que el sepulcro, en un lugar que arde con fuego y azufre. Es, pues, vecinos, ánimo y vengan conmigo.

OBSTINADO. — Pero, ¿y hemos de dejar nuestros amigos y todas nuestras comodidades?

CRISTIANO — Sí, porque todo lo que tengan que abandonar es nada al lado de lo que yo busco gozar. Si me acompañan, también ustedes gozarán conmigo, porque allí hay cabida para todos. Vamos, pues, y por ustedes mismos infórmense de la verdad de cuanto les digo.

OBSTINADO — ¿Pues qué cosas son esas que tú buscas, por las cuales lo dejas todo?

CRISTIANO — Busco una herencia incorruptible, que no puede contaminarse ni marchitarse, reservada con seguridad en el cielo, para ser dada a su tiempo a los que la buscan con diligencia. Esto dice mi libro, léanlo si gustan, y se convencerán de la verdad.

OBSTINADO — Necedades. Déjanos de tal libro. ¿Quieres o no volver con nosotros?

CRISTIANO — ¡Oh!, nunca, nunca. He puesto ya mi mano al arado.

OBSTINADO — Vámonos, pues, vecino Flexible, y abandonémosle. Hay una clase de entes, tontos como éste, que cuando se les mete una cosa en la cabeza, se creen más sabios que los siete famosos de Grecia.

FLEXIBLE — Nada de insultos, amigo. ¿Quién sabe si será verdad lo que CRISTIANO dice? Y entonces vale mucho más lo que él busca que todo lo que nosotros poseemos; me voy inclinando a seguirle.

OBSTINADO — ¡Cómo! ¿Más necios aún? No seas loco, y vuelve conmigo. ¡Sabe Dios adonde te llevará ese mentecato! Vámonos, no seas tonto.

CRISTIANO — No hagas caso, amigo Flexible; acompáñame, y tendrás no sólo cuanto te he dicho, sino muchas cosas más. Si a mí no me crees, lee este libro, que está sellado con la sangre del que lo compuso.

FLEXIBLE — Amigo Obstinado, estoy decidido; voy a seguir a este hombre y unir mi suerte con la suya. Pero (dirigiéndose a CRISTIANO), ¿sabes tú el camino que nos ha de llevar al lugar que deseamos?

CRISTIANO — Me ha dado la dirección un hombre llamado "Evangelista"; debemos ir en busca de la puerta angosta que está más adelante, y en ella se nos darán informes sobre nuestro camino.

FLEXIBLE — Adelante, pues; marchemos.

Y emprendieron juntos la marcha. Obstinado se volvió solo a la ciudad, lamentándose del fanatismo de sus dos vecinos. Estos continuaron su camino, hablando amistosamente de la necia terquedad de Obstinado, que no había podido sentir el poder y terrores de lo invisible, y la grandeza de las cosas que esperaban: —Las concibo—decía CRISTIANO—; pero no hallo palabras bastantes para explicarlas. Abramos el libro y leámoslas en él.

FLEXIBLE — Pero, ¿y tienes convencimiento de que sea verdad lo que el libro dice?

CRISTIANO — Sí, porque lo ha compuesto Aquel que ni puede engañarse ni engañarnos.

FLEXIBLE — Léeme, pues.

CRISTIANO — Se nos dará la posesión de un reino que no tendrá fin, y se nos dotará de vida eterna para que podamos poseerle para siempre. Se nos darán coronas de gloria y unas vestiduras resplandecientes como el sol en el firmamento. Allí no habrá llanto ni dolor, porque el Señor del reino limpiará toda lágrima de nuestros ojos.

FLEXIBLE — ¡Qué bello y magnífico es esto! ¿Y cuál será allí nuestra compañía?

CRISTIANO — Estaremos con los serafines y querubines, criaturas cuyo brillo nos deslumbrará: encontraremos también allí a millares que nos han precedido, todos inocentes, amables y santos, que andan con aceptación en la presencia de Dios para siempre. Allí veremos los ancianos con sus coronas de oro, vírgenes y santos cantando dulcemente con sus arpas de oro, tantos hombres a quienes el mundo descuartizó, que fueron abrasados en las hogueras, despedazados por las bestias feroces, arrojados a las aguas, y todo por amor al Señor de ese reino, todos felices vestidos todos de inmortalidad.

FLEXIBLE — La simple relación de esto arrebata de entusiasmo mi alma. ¿Pero es verdad que hemos de gozar de todas estas cosas? ¿Y qué hemos de hacer para conseguirlo?

CRISTIANO — El Señor del reino lo ha consignado en este libro, y, en suma, es lo siguiente: "Si verdaderamente lo deseamos, El no los concederá de balde."

FLEXIBLE — Bien, buen amigo. Mi corazón salta de alegría; sigamos adelante, y apresuremos nuestra llegada.

CRISTIANO — ¡Ay de mí! No puedo ir tan de prisa como quisiera, porque esta carga me abruma.

En tal conversación iban agradablemente entretenidos cuando los vi llegar a la orilla de un cenagoso pantano que había en la mitad de la llanura, y descuidados se precipitaron en él. Se llamaba el Pantano del Desaliento. ¡Pobres! Los vi revolcarse en su fango, llenándose de inmundicia, y CRISTIANO, por su parte, hundiéndose en el cieno a causa e su pesada carga. —¿Dónde nos hemos metido? — exclamó Flexible. —No lo sé —respondió CRISTIANO. — ¿Es ésta —repuso aquél muy enfadado— la dicha que hace poco ha tú me ponderabas tanto? Si tan mal lo pasamos al principio de nuestro viaje, ¿qué no podemos esperar antes de concluirlo? Salga yo bien de ésta, y podrás tú gozar sólo la plena posesión del país tan magnífico.

Hizo después un supremo esfuerzo, y de dos o tres saltos se puso en la orilla que estaba más inmediata a su casa. Se marchó, y CRISTIANO no le volvió a ver ya más. Este, por su parte, seguía revolcándose en el fango, cayendo unas veces y levantándose, y volviendo a caer; pero siempre adelantando algo en la dirección contraria a la de su casa, aproximándose a la de la puerta angosta; pero la pesada carga que llevaba sobre sí le impedía mucho, hasta que llegó una persona, llamada Auxilio, quien dirigiéndose a él, le dijo:

AUXILIO. — Desgraciado, ¿cómo has venido a parar aquí?

CRISTIANO — Señor, un hombre, llamado Evangelista, me señaló esta dirección, y me añadió que por esa puerta angosta yo me vería libre de la ira venidera. Seguí su consejo, y he venido adonde me ves.

AUXILIO. — Sí; pero ¿por qué no buscaste las, piedras colocadas para pasarlo?

CRISTIANO — Era tanto el miedo que de mí se apoderó que, sin reparar en nada, eché por el camino más corto, y caí en este lodazal.

AUXILIO. — Vamos, dame la mano. CRISTIANO vio los cielos abiertos; se asió de la mano de Auxilio, salió de su mal paso, y ya en terreno firme, prosiguió su camino, como su libertador le había dicho.

Entonces yo me acerqué a Auxilio y le pregunté: — ¿Por qué siendo éste el camino directo entre la ciudad de Destrucción y esa portezuela, no se manda componer este sitio en bien de los pobres viajeros? —Es imposible —me respondió—: es el lodazal adonde afluyen todas las heces e inmundicias que siguen a la convicción de pecado; por eso se llama el Pantano del Desaliento. Cuando el pecador se despierta al conocimiento de sus culpas y de su estado de perdición, se levantan en su alma dudas, temores, aprensiones desconsoladoras, que se juntan y se estancan en este lugar. ¿Comprendes ya por qué es tan malo e incapaz de composición?

No era seguramente la voluntad del Rey que quedase tan malo; sus obreros han estado por espacio de muchos siglos, y bajo la dirección de los ingenieros de S. M., haciendo cuanto estaba en su poder para componerlo. ¡Cuántos miles de carros y cuantos millones de enseñanzas saludables se han hecho venir aquí de todas partes y dominios de S. M.! Y a pesar de que los inteligentes dicen que estos son los mejores materiales para componerlo, ni se ha podido lograr hasta hoy, ni se logrará en adelante. El Pantano subsiste y subsistirá.

Lo único que se ha podido hacer, está hecho. Se han colocado en medio de él, por orden del Legislador, unas piedras buenas, sólidas, por donde se podría pasar; pero cuando el lodazal se agita, y esto sucede siempre que hay variación de tiempo, despide unos miasmas que exhalan a los pasajeros, y éstos no ven las piedras y caen en el fango. Por fortuna, cuando logran llegar a la puerta, ya tienen terreno sólido y bueno.
Después de esto vi que, habiendo llegado Flexible a su casa, sus vecinos fueron en tropel a visitarle. Unos alababan su prudencia, porque se había retirado a tiempo de la empresa; otros le censuraban, porque se había dejado engañar de CRISTIANO, y algunos le calificaban de cobarde, porque, puesto una vez su pie en el camino, algunas pequeñas dificultades no debieran haber sido bastante para hacerle retroceder. Flexible se sintió abatido y avergonzado; pero se repuso muy pronto, y entonces todos a coro se burlaban de CRISTIANO en su ausencia. Con esto ya no pienso volver a ocuparme más de Flexible.

lunes, 25 de mayo de 2009

El Barbero Incredulo

Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello, entabló una conversación con la persona que le atendió. De pronto, tocaron el tema de Dios.


-El barbero dijo: Yo no creo que Dios exista, como usted dice.
-¿Por qué dice usted eso? - preguntó el cliente.
-Es muy fácil, al salir a la calle se da cuenta de que Dios no existe. O...dígame, acaso si Dios existiera, ¿habría tantos enfermos? ¿Habría niños abandonados?, Si Dios existiera, no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad. No puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas.


El cliente se quedó pensando, y no quiso responder para evitar una discusión.
Al terminar su trabajo, el cliente salió del negocio y vio a un hombre con la barba y el cabello largo.


Entro de nuevo a la barbería y le dijo al barbero:
-Sabe una cosa Los barberos no existen.
-¿Cómo? Si aquí estoy yo.
No...! dijo el cliente, no existen, si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre.
-Los barberos si existen, es que esas personas no vienen hacia mí.
-Exacto...! dijo el cliente.
-Ese es el punto. Dios si existe, lo que pasa es que las personas no van hacia el y no le buscan, por eso hay tanto dolor y miseria
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sábado, 14 de febrero de 2009

DISCURSO
El profesor Jérome LeJeune[14] ante la Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana (USA) el 7 de junio de 1990[15] afirmó:

La vida tiene una historia muy, muy larga. Ha sido transmitida desde hace milenios en el género humano. Pero cada uno de nosotros tiene un momento de iniciación preciso, que es aquel en el cual toda la información genética, necesaria y suficiente, se reúne dentro de una célula, el óvulo fertilizado, y este momento es el momento de la fecundación. No existe la más mínima duda sobre esto.
Hace 17 años no se podía decir nada acerca del contenido de la primera célula. Si se buscaba en su interior el mensaje genético que estaba codificado, se mataba a esa célula. Sucedía lo mismo con el embrión muy joven. Porque era imposible examinar el embrión de un día, de dos días o de una semana de edad y ver si tenía tal o cual característica, sin destruirlo, debido a la rudeza de la técnica.
Ahora tenemos un extraordinario descubrimiento, hecho hace cuatro años y que se utiliza en los laboratorios desde hace dos años. De un embrión de tres días que tiene de cuatro a ocho células, se extrae, en forma muy cuidadosa, una de esas células perforando la zona pelúcida, sacando la célula y volviendo a cerrar el diminuto orificio. Entonces, de la célula, con una nueva técnica llamada PCR o "polimerización en cadena" se reproduce el DNA de esa célula única y se llega a tener suficiente cantidad de tal DNA para analizarlo. Con la técnica en referencia se reproducen millones de copias de la molécula inicial del DNA en 24 horas. Así, aún en un embrión de una semana de edad, con éstas nuevas técnicas podemos decir: "es un hombre " o " es una mujer". Va más allá de lo imaginable que los abogados, al conocer de repente que este embrión de una semana es un muchacho o una chica, no quisieran reconocer al mismo tiempo que es una persona humana.
Un segundo descubrimiento que cambió nuestra manera de considerar la composición genética humana en los últimos dos años fue hecho por Jeffries, quien súbitamente tuvo la ingeniosa idea de que existían largos trechos del mensaje genético destinados únicamente a dar regularidad a las células. El DNA específico de cada persona, al terminar de usar todo el procedimiento técnico, parece un conjunto de rayas de distinto ancho y colocadas a diferentes distancias, que conforman un patrón propio para cada ser humano. Se parece mucho al código de barras que nos encontramos en los productos del supermercado. De hecho, si comparamos el código de rayas de una persona con los de su padre y su madre, podemos reconocer que la mitad de las líneas específicas de la persona también se encuentra en las del padre y la otra mitad en las de la madre; así se obtiene la absoluta definición de la herencia y podemos determinar con un error menor a una vez en diez mil millones, que esa persona es la descendiente biológica de este padre y esta madre. Tal determinación es muy importante en el caso en que la paternidad deba confirmarse. Estamos en capacidad de detectar, más allá de cualquier duda, quién es el padre biológico y en vez de considerar al bebé como un criminal que debe eliminarse por el aborto, la sociedad debe reconocerlo como un ser humano.
La primera célula es generalista. No puede manifestar muchas cosas, pero sabe algo de todo. Dice cómo construir una máquina que a la postre construirá el cerebro. Pero el motivo por el que esta primera célula, que sabe de todo, deba tener especialistas, es porque para que la célula especialista pueda manifestar su propia personalidad tiene que especializarse para que una célula haga las uñas, otra el sistema nervioso, y para que finalmente la totalidad manifieste al ser humano que existe desde la concepción (=fertilización)[16].
Para recapitular lo que la ciencia nos enseña, diría, fuera de cualquier duda, que sabemos que en el principio existe el mensaje. El mensaje genético es vital y su manifestación es vida. Aún más brevemente diría, fuera de toda discusión, que si el mensaje es un mensaje humano, el ser es un ser humano.
Científica y genéticamente, está totalmente demostrado que desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo, dotado de su propio genoma y de una personalidad propia que lo hace único e irrepetible y que posee autonomía propia. Jamás llegará a ser humano si no lo ha sido desde entonces.