lunes, 29 de diciembre de 2008

Que me importan del mundo las penas...

“Que me importan del mundo las penas”
por Joel Gallardo ( e-mail jgallardo1966@hotmail.com )

A través de la historia, el canto cristiano ha sido prolijo en su desarrollo, con base en la profunda experiencia creyente de quienes con humildad de corazón se han acercado a la presencia del Señor, con una profunda gratitud, admiración, alabanza y sentido de adoración a en el espíritu. Esto, ha dado lugar a una muy rica expresión de himnología en el pueblo evangélico, incrementada y enriquecida con el paso de los años. Estos cánticos, no son producto del marketing social, ni están dirigidos a la mente subconsciente, ni diseñados neurolinguisticamente para que provoquen cierto resultado en quienes los cantan o los escuchan. Los himnos, que reconocemos como cristianos, han sido, primeramente, escritos por cristianos. Hombres y mujeres nacidos de nuevo y en cuyas alabanzas reflejan su fe y sus más profundas convicciones espirituales, son himnos inspirados por el Espíritu Santo y cuyas músicas han sido compuestas por creyentes sinceros, muchos de los cuales no han podido explicar después como ni por que... solo que compusieron una hermosa música, para un poema maravilloso. Otros han pasado sumidos en éxtasis tan profundos que no han recibido comida ni bebida por días enteros... como si estuvieran locos. Algunos de estos escritores cristianos han pasado momentos duros y de angustia en extremo, y ahí, han escrito un poema de alabanza, lleno de esperanza y de fe sincera.

Este ultimo, es el caso del hermano que escribió “¿Qué me importan del mundo las penas, y doblada tener la cerviz?” Hoy, nosotros lo cantamos, a veces sin poner ni mente ni alma en lo que hacemos, pero sin duda que otras tantas veces si, dejando que a través de este himno el Señor nos llene de consuelo, de fe y de esperanza. Sin duda la forma más excelente de hacerlo, es la segunda.

Quien lo escribió, fue un pastor metodista de fines del siglo 19 llamado Francisco Penzotti, que nació el 26 de Septiembre de 1851, en la ciudad de Chiavenna, Italia. En el seno de una tradicional familia católica. Cuando tenía unos 13 años, producto del proceso de inmigración de su familia, llego a Montevideo, Uruguay, junto a su familia y un importante grupo de inmigrantes Italianos.

Cuando ya pasaba los 24 años, y casado con doña Josefa Sagastibelza, española y también hija de inmigrantes radicados en Uruguay, Francisco Penzotti escucho por primera vez la predicación del evangelio, con este primer acercamiento se transformo en lo que hoy llamamos un simpatizante, sin embargo, tendría que pasar aun un año mas, antes que experimentara una verdadera conversión. Su definitiva entrega al Señor sucedió en 1876, cuando se encontraba leyendo el evangelio de San Juan, que tiempo antes le había regalado su amigo el colportor pastor Andrés Milne. Desde ese día se hizo miembro de la iglesia metodista que pastoreaba el reverendo Tomas Wood.

En no mucho tiempo, el Hno. Penzotti se trasformo en un cristiano comprometido con la obra del Señor y fue honrado como pastor en una colonia Valdense recién llegada al Uruguay. En el año 1887, la iglesia Metodista nombró al pastor Penzotti para actuar como colportor (vendedor) de biblias en la costa del Pacífico, con sede en el puerto de Callao, en Perú. Por esta razón el 05 de Diciembre de ese año, inició junto a su familia el viaje rumbo al Perú. Al pasar por la ciudad Argentina de Rosario, fue hospedado en casa de un pastor, que temiendo corriera la misma suerte de otro colportor llamado José Mongiardino, que había resultado muerto por asesinato a causa de su fe, le recomendó no seguir su viaje atendiendo a la seguridad de su familia. Esto, llevo al pastor Penzotti, a pensar con mucha angustia en su familia. Decidió ponerse en oración buscando la dirección del Señor.
Mientras oraba en su habitación, en una sala cercana una joven toco al piano el himno “No te de temor hablar por Cristo” lo que fue interpretado por el pastor como una respuesta de Dios, y fortalecido con ella, siguió su viaje con la confianza que el Señor guardaría su camino. En febrero de 1888, hizo escala en Arica por seis meses debido a una epidemia de fiebre amarilla. Vivió aquí momentos de sentimientos muy contradictorios, por un lado, la muerte de su hijita Elena, de solo 2 años, y por otra, el nacimiento de su hija Maria Esther, quien llego siete días después de la partida de Elena, como un consuelo de Dios ante tanta pena.

En Julio de ese año, llego con su familia al puerto de Callao, en Perú. De inmediato, comenzó a predicar y distribuir Biblias y porciones de las escrituras entre los residentes de habla inglesa, en su mayoría empleados de empresas navieras de Inglaterra y Estados Unidos, pero también entre nuestros hermanos peruanos.

Al igual que muchos de nuestros primeros pastores, comenzó a predicar en un local arrendado, algunos meses después la asistencia ya bordeaba las cincuenta personas. Por esta razón, unos ingleses ofrecieron al pastor Penzotti una capilla anglicana que estaba sin uso, por falta de pastor, más amplia y más cómoda que el humilde lugar que ocupaban. Pero cuando las cosas parecían salir de maravillas, comenzaron las dificultades y fue tanta la oposición, que los enemigos del evangelio amenazaron con volar la capilla con dinamita. Por lo que ante tales hechos, las autoridades, los ingleses y los hermanos decidieron que era mejor volver al antiguo local, y así lo hicieron.

El pastor Penzotti y los valientes hermanos peruanos, fueron motivo de admiración de los ingleses, pues pese a las crecientes dificultades seguían congregándose y promoviendo la lectura de la Biblia. Según la recopilación histórica de algunos autores el párroco del Callao, cura Vidal y Urías llegó a ensuciar las puertas del templo con excremento y puso candados a las puertas, dejando encerrada a la congregación en su interior, pero los hermanos siguieron sin amilanarse.

En enero de 1890, el Pastor Penzotti fue al sur del Perú, acompañado de dos hermanos peruanos pretendiendo llevar la palabra de Dios a Arequipa, en donde escaparon de morir apedreados debido a la violenta resistencia y al enardecimiento de ánimos que propiciaba la iglesia romana ante la predicación del evangelio que realizaban estos hermanos. Esta fue la primera ocasión en que el obispo de Arequipa Juan Ambrosio Huerta, valiéndose de sus influencias hizo que llevaran a la cárcel al pastor Penzotti, donde permaneció diecinueve días; pero salió en libertad por orden del Presidente de la República, Don Andrés Avelino Cáceres.

El incidente de Arequipa, no fue sino el preludio de lo que sucedería meses mas tarde en la mañana del 26 de Julio de 1890, cuando un oficial y cuatro alguaciles, se presentaron en su casa para llevarlo detenido por el delito de haber violado el Artículo 4° de la Constitución Peruana de aquellos años, que señalaba “la religión es la Católica Apostólica y Romana con exclusión de cualquier otra” este articulo de la Carta Fundamental de la nación prohibía el ejercicio publico de cualquier otra confesión de fe. El pastor Penzotti fue conducido a la prisión, tratado como un vil criminal, ante la mirada impotente de su esposa y de sus hijos.

Fue encerrado en la cárcel de Callao, llamada “Casa Matas” en el castillo de San Felipe Real, en este lugar los presos recibieron al pastor Penzotti y a su predicación como un consuelo para sus vidas, pronto varios habían abrazado la fe en Cristo, lo que dio origen a una segunda acusación en su contra: “Seducción de presos” ¡es increíble tanta maldad desatada, acusado por enseñar a asesinos y ladrones, a amar al prójimo como así mismo!. Como consecuencia de esta acusación, fue encerrado en un sucio calabozo de castigo, y fue que estando allí, en una de las paredes de la mazmorra, donde leyó los siguientes versos escritos por otro preso, que estuvo ahí antes que él: “Calabozo de mis penas / sepultura de hombres vivos / más horrible que la muerte, / más severa que los grillos.” Como una respuesta a esto, y sin duda inspirado por el Espíritu Santo, escribió mas abajo en la misma pared, “¿Que me importan del mundo las penas, / y doblada tener la cerviz? / ¿Qué me importa si este en cadenas, / si me espera una patria feliz? / Resignado, tranquilo y dichoso, / de la aurora vislumbro la luz, / porque sé que Jesús bondadoso / por su pueblo ha expirado en la cruz.” ¡¡Que maravillosa respuesta cristiana a la desesperanza del mundo sin Dios!! Lo que para uno no era más que penas, sepultura, muerte, grillos y cadenas, para el otro es consuelo, tranquilidad, dicha y esperanza. Uno tiene el corazón seco y lleno de pecado, el otro un corazón lleno del gozo de la salvación. Esa esperanza sostenía al pastor en medio de la adversidad.

La esposa del pastor Penzotti, hermana Josefa Sagastibelza, dio muestras de un increíble carácter de mujer de Dios durante este duro trance, causando incluso la admiración de los Ministros de Estado, que se entrevistaron con ella. Algunos vieron en ella, por su temple, la valentía de la mujer espartana. La hermana Josefa, llego incluso a rechazar la oferta del Ministro de Gracia y Justicia, de libertad para su esposo, a cambio de la promesa de abandonar el Perú y la obra de predicación iniciada, esta hermana era sin duda una valiente mujer cristiana. Después de mucho batallar y con la ayuda de los hermanos ingleses, logro que las autoridades accedieran a permitirle llevar diariamente los alimentos para el pastor, además de una cama y algunos enseres... entre ellos una Biblia... por lo que el pastor Penzotti escribe “Y del preso las horas se ahuyentan / en gratísimo y santo solaz; / con la Biblia mis males se ausentan, / con la dicha me encuentro capaz. / ¡Libro Santo! Mi estancia ilumina, / ¡nunca, nunca te apartes de mí! / Que aprendiendo tu bella doctrina, / no hay males y penas aquí.”

Un día, el hijo del pastor llegó a la cárcel sin los alimentos que a diario llevaba a su padre, la razón era que en casa no había que comer. ¡Que tristeza para el pastor! El privado de libertad y en casa su esposa y sus hijos sin tener alimentos para satisfacer su hambre, ningún padre de familia se sentiría conforme ante tan durísima situación. Su hijo, volvió a casa con las manos vacías, su padre le había pedido que se unieran con la familia a orar, y él oraría en su celda, lo cual sin duda hizo y con lagrimas ante tan angustiante situación.

Los presos, que habían disfrutado su benevolencia, al enterarse de la situación, rápidamente hicieron una ofrenda para ayudar al necesitado pastor. Extrañamente, él no la acepto, no por arrogancia, sino por causa de la oración presentada ante el Padre. Pidió a los presos un plazo de tres horas para ver la respuesta de Dios, de lo contrario aceptaría la ofrenda. Pero cuando había pasado poco más de una hora, su hijo volvió, trayendo la correspondencia que había llegado, y entre las cartas, había una que venia de Estados Unidos, ... en su interior había una letra de cambio por una muy buena suma de dólares, suficiente para comprar alimentos para ese día, y para muchos días mas.

Los presos, fueron testigos de tan maravillosa respuesta de Dios, y sin duda entendieron y confirmaron lo siguiente... “¡evangelio sublime y glorioso! / ¡Bello pacto de amor sin igual! / Quiero siempre tenerte a mi lado; / y mirarte cual puro fanal. / Aunque este moribundo y rendido / el que acude con fe al salvador. / En cualquier circunstancia es oído / y aceptado con férvido amor.” Varios de los presos que vivieron este testimonio del amor de Dios, fueron genuinamente convertidos al Señor, llegando mas tarde a ser hermanos en la iglesia, alguno se convertiría mas tarde en pastor metodista.

La reclusión del pastor Penzotti, se transformo en un asunto de conocimiento y de discusión pública en el Perú, y también en el extranjero. La prensa inglesa y norteamericana dedico grandes espacios en sus diarios para comentar el tema, llegando los gobiernos de estas naciones, por medio de sus representantes diplomáticos, a procurar la defensa legal que terminara con la larga estadía del pastor en la cárcel.

Tras permanecer preso por mas de ocho meses, el pastor Francisco Penzotti, fue puesto en libertad, abandonando la cárcel a las 5 de la tarde del sábado 28 de marzo de 1891, en medio de los aplausos de una multitud que fue ha recibirle. Al día siguiente, la reunión de la noche estaba repleta de hermanos y almas que querían escuchar el evangelio. Un diario de la época titulo “El ilustre juez Porras, decidió dar la porra a los frailes y soltar a Penzotti” aludiendo a la excarcelación del pastor.

Después de llevar la palabra del Señor al Perú, el pastor Penzotti recorrió los países de Sudamérica y Centro América cumpliendo la misma labor, llevar a otros la bendita palabra del Señor. El 24 de julio de 1925, mientras residía en Buenos Aires, Argentina, el pastor Penzotti durmió en el Señor, dejando un grato olor de ofrenda y muchísimos frutos de trabajo cristiano.
La próxima vez que cantemos este himno, meditemos en el, no es un simple poema, es la expresión de esperanza, de adoración, y de amor que el Espíritu Santo dio a uno de los suyos, en el más difícil de los valles... el de sombra y de muerte.

viernes, 23 de mayo de 2008

Genes y vida humana: Dr. Jérome LeJeune

El Dr. Jérome LeJeune falleció el 3 de abril de 1994. El Dr. LeJeune, de París, Francia, era doctor en medicina, doctor en ciencias, y fue profesor de Genética Fundamental durante 20 años. Descubrió la causa genética del Síndrome de Down y por ello recibió los premios Kennedy Prize y Memorial Allen Award Medal, que son las más altas distinciones mundiales que se otorgan en el campo de la genética. Él practico su profesión en el Hospital de Niños Enfermos de París (Hospital des Enfants Malades).

El Dr. LeJeune era miembro de las siguientes instituciones: American Academy of Arts and Science; The Royal Society of Medicine (en Londres); la Real Sociedad de Ciencias (en Estocolmo); las Academias de Ciencias de Italia y de Argentina; la Pontificia Academia de Ciencias (El Vaticano); y la Academia de Medicina de Francia.

Este artículo es el testimonio que dio el Profesor Jerome Lejeune ante la Asamblea Legislativa del Estado de Louisiana (USA) el 7 de junio de 1990. El testimonio fue publicado en la revista All About Issues, Vol. No. 5, otoño de 1991, pp. 17-20. Traducido por el Dr. Armando Cifuentes Ramírez, Cali, Colombia.



Señor Presidente:

Es interesante constatar que las ciencias naturales y las ciencias jurídicas hablan, básicamente, el mismo lenguaje. Antes de que se pueda proclamar una Constitución se tiene que definir cuidadosamente cada una de sus condiciones. Y luego se tiene que votar para promulgarla. La Constitución natural del ser humano también tiene que ser definida cuidadosamente en todas sus características. A estas características las llamamos GENES que son transportados por los cromosomas. También hay un proceso de votación que es la fecundación. Solamente uno entre aproximadamente mil millones de espermatozoides será el escogido para producir el nuevo conjunto de información. Una vez que la cabeza del espermatozoide ha traspasado la zona pelúcida, (una especie de bolsa plástica que protege la vida del nuevo ser), llega el momento en que su Constitución humana es puesta a votación y promulgada.

El fallo del Tribunal Supremo "Roe V. Wade"* afirmó que, puesto que desconocíamos el momento en que empieza la vida humana, somos libres para decidir tal o cual cosa. Desde entonces han transcurrido diez y siete años y la ciencia ha hecho un progreso vertiginoso. Quiero decirle cuánto mucho más conocemos hoy sobre el comienzo de la persona humana, de lo que sabíamos hace 17 años.

La vida tiene una historia muy, muy larga. Ha sido transmitida desde hace milenios en el género humano. Pero cada uno de nosotros tiene un momento de iniciación preciso, que es aquel en el cual toda la información genética, necesaria y suficiente, se reúne dentro de una célula, el óvulo fertilizado, y este momento es el momento de la fecundación. No existe la más mínima duda sobre esto.

Sabemos que esta información está escrita en una especie de cinta que llamamos DNA (ácido desoxirribo nucleico). Es una molécula larga en la que, por medio de un código específico, están definidas todas las características de la futura persona. La cinta que está dentro del espermatozoide mide exactamente un metro de longitud, dividida en 23 pedacitos o cromosomas, y hay otra cinta de un metro dentro del óvulo; de manera que podemos decir que al principio de nuestra vida tenemos dos metros de cinta, en los cuales todo está codificado. Como una ayuda para entender cómo son de diminutas estas dos tablas de la ley de la vida, tengamos presente que la molécula de un metro de largo se enrosca tan apretadamente que cabe fácilmente en la punta de un alfiler. La vida está escrita en un lenguaje fantásticamente reducido. Cuando se emitió el fallo "Roe V. Wade" sabíamos que la información se hallaba dentro de la primera célula, pero nadie podía leerla, y nadie era capaz de anticipar su modo de manifestarse para que al final la información llegara a ser alguien vivo que nos dijera: "Soy un ser humano".

Hoy sabemos que la vida es muy parecida a lo que sucede con una cinta magnética en la que se ha grabado música. En la cinta misma no hay notas. En la grabadora no hay músicos ni instrumentos. No obstante, debido a que la información ha sido codificada en el momento en que era recibida por un micrófono y luego transmitida a la cinta, el tocacintas puede leer dicha información, dar impulso a los altoparlantes, y así, lo que se reproduce no son los músicos ni las notas de la partitura, lo que se transmite, si usted está escuchando "la pequeña serenata", es el genio de Mozart.

Exactamente de la misma manera se ejecuta la sinfonía de la vida. Está escrita mediante un código muy especial en la molécula de DNA, y la primera célula es la primera parte del tocacintas magnético, que descifra el código y toca vida humana. Si la información que está dentro de la grabadora-esa primera célula-es información humana, entonces este ser es un ser humano. Sabemos que inicialmente hay un mensaje, y si este mensaje se deletrea al estilo humano, forma lo que es un ser humano. Comprendemos que la materia es solo materia. Pero la materia puede estar animada por determinada información que le da forma y permite la construcción de un nuevo ser. Ahora, dependiendo de si uno es un melómano o un aficionado, reconocerá más pronto o más tarde, que en el tocacintas se ha puesto un cassette de "la pequeña serenata". Si usted es un melómano de verdad, al segundo compás reconocerá la música. Si es un aficionado necesitará escuchar toda la cinta antes de decir: "Ahora sé que se trata de la pequeña serenata". La ventaja de la genética es que la ciencia es devota de la vida: nos damos cuenta de que se trata de la vida tan pronto se ejecutan los primeros compases.

Este punto de vista acerca de los datos informativos no es una mera ilusión, ni es una hipótesis metafísica. Es pura ciencia. Quienes no quieren aceptar sus implicaciones dicen a menudo que la vida es simplemente un dinamismo, un movimiento continuo. Hoy en día, lamentablemente, se congelan embriones humanos. A medida que baja la temperatura, el tiempo se detiene; y cuando se alcanzan temperaturas muy bajas, el tiempo se suspende. Pero los seres humanos que han sido congelados no están muertos; recobrarán su propia autonomía y empezarán a ser ellos mismos otra vez. Así que sabemos que se ha interrumpido la dinámica, el movimiento; pero si no se ha destruido la información, la vida puede volver a comenzar. Hace 17 años no se podía decir nada acerca del contenido de la primera célula. Si se buscaba en su interior el mensaje genético que estaba codificado, se mataba a esa célula. Sucedía lo mismo con el embrión muy joven. Porque era imposible examinar el embrión de un día, de dos días o de una semana de edad y ver si tenía tal o cual característica, sin destruirlo, debido a la rudeza de la técnica.

Ahora tenemos un extraordinario descubrimiento, hecho hace cuatro años y que se utiliza en los laboratorios desde hace dos años. De un embrión de tres días que tiene de cuatro a ocho células, se extrae, en forma muy cuidadosa, una de esas células perforando la zona pelúcida, sacando la célula y volviendo a cerrar el diminuto orificio. Entonces, de la célula, con una nueva técnica llamada PCR o "polimerización en cadena" se reproduce el DNA de esa célula única y se llega a tener suficiente cantidad de tal DNA para analizarlo. Con la técnica en referencia se reproducen millones de copias de la molécula inicial del DNA en 24 horas. Es casi como un milagro porque funciona más rápido que la misma vida, pero utilizando los mismos procedimientos, esto es, una enzima especial en un ciclo especial tal como sucede en la naturaleza.
[Nota del editor: El Dr. Lejeune, cuya postura en defensa de la vida humana desde la concepción y la fertilización fue bien conocida, no se está refiriendo aquí a la técnica de clonación o a ninguna otra manipulación de embriones humanos que no respete su vida o dignidad, sino solamente al estudio, sin ningún daño para el embrión humano, del DNA.]

Hace menos de tres meses Monk y Holding publicaron en Inglaterra que, en su trabajo con embriones humanos producidos in vitro, habían podido extraer células de esos embriones, polimerizar el correspondiente DNA, examinarlo con determinado procedimiento y determinar si esos embriones incipientes eran masculinos o femeninos.
[Nota del editor: De nuevo, el Dr. Lejeune de ningún modo está aprobando aquí la inmoral técnica de la fertilización in vitro que implica la destrucción de innumerables embriones humanos, sino sólo al hecho de que estos científicos pudieron constatar que efectivamente el sexo del ser humano se puede detectar desde los primeros momentos de su existencia.]


Así, aún en un embrión de una semana de edad, con éstas nuevas técnicas podemos decir: "es un hombre " o " es una mujer". Va más allá de lo imaginable que los abogados, al conocer de repente que este embrión de una semana es un muchacho o una chica, no quisieran reconocer al mismo tiempo que es una persona humana.

Un segundo descubrimiento que cambió nuestra manera de considerar la composición genética humana en los últimos dos años fue hecho por Jeffries, otro colega inglés. Jeffries es un prominente especialista en DNA quien súbitamente tuvo la ingeniosa idea de que existían largos trechos del mensaje genético destinados únicamente a dar regularidad a las células. Por tal función específica podían resistir muchos cambios pequeños sin peligro para lo individual. Así cada uno de nosotros tiene, en la porción reguladora de nuestro sistema genético, un orden muy específico de los genes, todos los cuales son normales. Al tomar una célula y utilizar la polimerización en cadena, Jeffries pudo hacer muchas copias de esta parte del mensaje y trazar la información de una manera nueva.

Es muy interesante como aparece el resultado. El DNA específico de cada persona, al terminar de usar todo el procedimiento técnico, parece un conjunto de rayas de distinto ancho y colocadas a diferentes distancias, que conforman un patrón propio para cada ser humano. Se parece mucho al código de barras que nos encontramos en los productos del supermercado. En vez de la etiqueta con el nombre y el precio del producto escritos en letras y números, se usan barras de diferente ancho y colocadas a diferentes distancias una de la otra; si esto se lee con el sistema analizador, el computador del supermercado sabe exactamente qué producto usted está comprando y a qué precio. Es lo mismo que ahora podemos hacer con cada ser humano examinando su DNA. Podemos trazar un código de barras que es absolutamente específico para cada uno de nosotros.

De hecho, si comparamos el código de rayas de una persona con los de su padre y su madre, podemos reconocer que la mitad de las líneas específicas de la persona también se encuentra en las del padre y la otra mitad en las de la madre; así se obtiene la absoluta definición de la herencia y podemos determinar con un error menor a una vez en diez mil millones, que esa persona es la descendiente biológica de este padre y esta madre.

Tal determinación es muy importante en el caso en que la paternidad deba confirmarse. Estamos en capacidad de detectar, más allá de cualquier duda, quién es el padre biológico y en vez de considerar al bebé como un criminal que debe eliminarse por el aborto, la sociedad debe reconocerlo como un ser humano. Si se conocen la madre y el padre, el ser humano con un padre indigno debe ser la preocupación y no la víctima de la nación. Jeffries encontró que el mensaje genético del espermatozoide estaba acentuado en forma diferente al mensaje genético transportado por el óvulo. Cuando uno está estudiando algo y leyendo un libro, muy a menudo toma un lápiz y subraya una frase que le parece debe recordar; ya que es muy importante. Y a veces, pone una X sobre otro pasaje porque no lo necesita inmediatamente. Es exactamente lo que la naturaleza hace con la totalidad del mensaje genético.

Expliqué que al principio de nuestra vida tenemos dos metros "de cinta", pero he olvidado decirle que la cantidad de letras escritas en esos dos metros es cinco veces mayor que las de la Enciclopedia Británica. O sea que para imprimir el nombre de todas las bases que existen dentro de nuestro código genético, necesitaríamos cinco juegos de volúmenes del tamaño de la Enciclopedia Británica. Entendemos así por qué es muy prudente que la naturaleza subraye algunas frases, porque deben ser descifradas inmediatamente por la primera célula, y coloque una X en otras que van a ser usadas mucho más tarde en la vida. La célula no puede hacerlo todo al mismo tiempo, debe empezar por alguna parte.

Y otro descubrimiento es que en los varones está subrayada una parte del mensaje y en las mujeres otra parte distinta, y el resultado explica dos misterios de la genética. Sabemos ya que a veces después de un coito normal resulta un embarazo sin que exista dentro un bebé; un embarazo falso. A veces da origen a la "degeneración molar", situación muy peligrosa porque se puede convertir en cáncer. Hace unos diez años se descubrió que cuando ocurría la degeneración molar únicamente se formaban membranas cuya composición genética era de origen paterno. También se conoce una situación opuesta. A veces en uno de los ovarios de una muchacha joven y virgen un óvulo se multiplica y forma una teratoma. En este teratoma se encuentran elementos semejantes a la piel, las uñas, el cabello y los dientes. Se denomina "quiste dermoide" que en nada se parece a un bebé sino a algunas partes sueltas.

El descubrimiento consiste en que el subrayado del mensaje masculino le dice a la primera célula cómo construir la membrana que va a proteger al bebé y cómo construir la placenta que tomará las provisiones de la sangre de la mamá; así, de hecho, el hombre tiene en la primera célula el deber de conseguir el alimento y construir el albergue, de construir la choza y salir a cazar. Por el contrario, el mensaje femenino es el de cómo formar diferentes partes que al ser ensambladas formarán un bebé. Es verdaderamente extraordinario que la división de las tareas que encontramos en los mayores, ya está escrita en el diminuto lenguaje de la genética en la primera célula de un milímetro y medio de ancho que es el epítome, el resumen, la disminución a la mínima expresión de la persona humana.

Cuando se sigue observando el desarrollo, el estilo de subrayado va cambiando en cada división de la célula. La primera célula transmite el mensaje con algo de los subrayado borrado, así que las nuevas células empiezan a leer otras partes. Como resultado, la vida es muy parecida al desarrollo profesional de un médico. Tal vez usted haya caído en cuenta que en Medicina, al terminar su carrera, el nuevo profesional puede volverse un médico general o un especialista. Un médico general aprende acerca de muchas, muchas enfermedades y a medida que pasan los años sabe menos y menos sobre más y más; cuando es un muy buen médico general sabe un poco de todo. Los especialistas hacen lo contrario. Aprenden más y más sobre menos y menos y al final un buen especialista sabe casi todo sobre muy poco. Así es como la naturaleza conduce el mensaje humano.

La primera célula es generalista. No puede manifestar muchas cosas, pero sabe algo de todo. Dice cómo construir una máquina que a la postre construirá el cerebro. Pero el motivo por el que esta primera célula, que sabe de todo, deba tener especialistas, es porque para que la célula especialista pueda manifestar su propia personalidad tiene que especializarse para que una célula haga las uñas, otra el sistema nervioso, y para que finalmente la totalidad manifieste al ser humano que existe desde la concepción (=fertilización).

Para recapitular lo que la ciencia nos enseña, Señor Presidente, diría, fuera de cualquier duda, que sabemos que en el principio existe el mensaje. El mensaje genético es vital y su manifestación es vida. Aún más brevemente diría, fuera de toda discusión, que si el mensaje es un mensaje humano, el ser es un ser humano.


* El fallo "Roe v. Wade" legalizó el aborto a petición en EE.UU., enero 22 de 1973.
FUENTE: Traducción al español de "Genes & Human Life", publicado en ALL About Issues, Fall 1991

domingo, 16 de marzo de 2008

Discurso de Jerome Lejeune 1973

Les presento el discurso con que el medico genetista Jerome Lejeune, descubridor entre otras enfermedades de la Trisomía 21, este discurso fue pronunciado cuando en EEUU se discutía la legalización del aborto. No solo esta escrito en gran forma, sino también provee de un fundamento claro y respaldado por la propia ciencia en contra del aborto. Dios los bendiga.
"Un mensaje que está en la vida y es la vida"
Jérôme Lejeune

"La genética moderna se resume en un credo elemental que es éste: en el principio hay un mensaje, este mensaje está en la vida y este mensaje es la vida". Este credo, verdadera paráfrasis del inicio de un viejo libro que todos ustedes conocen bien, es también el credo del médico genetista más materialista que pueda existir. ¿Por qué? Porque sabemos con certeza que toda la información que definirá a un individuo, que le dictará no sólo su desarrollo, sino también su conducta ulterior, sabemos que todas esas características están escritas en la primera célula. Y lo sabemos con una certeza que va más allá de toda duda razonable, porque si esta información no estuviera ya completa desde el principio, no podría tener lugar; porque ningún tipo de información entra en un huevo después de su fecundación. (...).
Pero habrá quien diga que, al principio del todo, dos o tres días después de la fecundación, sólo hay un pequeño amasijo de células. ¡Qué digo! Al principio se trata de una sola célula, la que proviene de la unión del óvulo y del espermatozoide. Ciertamente, las células se multiplican activamente, pero esa pequeña mora que anida en la pared del útero ¿es ya diferente de la de su madre? Claro que sí, ya tiene su propia individualidad y, lo que es a duras penas creíble, ya es capaz de dar órdenes al organismo de su madre.
Este minúsculo embrión, al sexto o séptimo día, con tan sólo un milímetro y medio de tamaño, toma inmediatamente el mando de las operaciones. Es él, y sólo él, quien detiene la menstruación de la madre, produciendo una nueva sustancia que obliga al cuerpo amarillo del ovario a ponerse en marcha.
Tan pequeñito como es, es él quien, por una orden química, fuerza a su madre a conservar su protección. Ya hace de ella lo que quiere ¡y Dios sabe que no se privará de ello en los años siguientes!
A los quince días del primer retraso en la regla, es decir a la edad real de un mes, ya que la fecundación tuvo lugar quince días antes, el ser humano mide cuatro milímetros y medio. Su minúsculo corazón late desde hace ya una semana, sus brazos, sus piernas, su cabeza, su cerebro, ya están formándose.
A los sesenta días, es decir a la edad de dos meses, cuando el retraso de la regla es de mes y medio, mide, desde la cabeza hasta el trasero, unos tres centímetros. Cabría, recogido sobre sí mismo, en una cáscara de nuez. Sería invisible en el interior de un puño cerrado, y ese puño lo aplastaría sin querer, sin que nos diéramos cuenta: pero, extiendan la mano, está casi terminado, manos, pies, cabeza, órganos, cerebro... todo está en su sitio y ya no hará sino crecer. Miren desde más cerca, podrán hasta leer las líneas de su palma y decirle la buenaventura. Miren desde más cerca aún, con un microscopio corriente, y podrán descifrar sus huellas digitales. Ya tiene todo lo necesario para poder hacer su carné de identidad. (...).
El increíble Pulgarcito, el hombre más pequeño que un pulgar, existe de verdad; no se trata del Pulgarcito del cuento, sino del que hemos sido cada uno de nosotros.
Pero dirán que hasta los cinco o seis meses su cerebro no está del todo terminado. ¡Pero no, no!, en realidad, el cerebro sólo estará completamente en su sitio en el momento del nacimiento; y sus innumerables conexiones no estarán completamente establecidas hasta que no cumpla los seis o siete años; y su maquinaria química y eléctrica no estará completamente rodada hasta los catorce o quince.
¿Pero a nuestro Pulgarcito de dos meses ya le funciona el sistema nervioso? Claro que sí, si su labio superior se roza con un cabello, mueve los brazos, el cuerpo y la cabeza en un movimiento de huida.
A los cuatro meses se mueve tanto que su madre percibe sus movimientos. Gracias a la casi total ingravidez de su cápsula cosmonauta, da muchas volteretas, actividad para la que necesitará años antes de volver a realizarla al aire libre.
A los cinco meses, coge con firmeza el minúsculo bastón que le ponemos en las manos y se chupa el dedo esperando su entrega. (...).
Entonces, ¿para qué discutir? ¿Por qué cuestionarse si estos hombrecitos existen de verdad? ¿Por qué racionalizar y fingir creer, como si uno fuese un bacteriólogo ilustre, que el sistema nervioso no existe antes de los cinco meses? Cada día, la Ciencia nos descubre un poco más las maravillas de la vida oculta, de ese mundo bullicioso de la vida de los hombres minúsculos, aún más asombroso que los cuentos para niños. Porque los cuentos se inventaron partiendo de una historia verdadera; y si las aventuras de Pulgarcito han encantado a la infancia, es porque todos los niños, todos los adultos que somos ahora, fuimos un día un Pulgarcito en el seno de nuestras madres».

martes, 4 de marzo de 2008

El Ateo y el borracho convertido

Un ateo daba una conferencia ante su auditorio, después de haber finalizado su discurso, invitó a quien tuviese preguntas a subir a la plataforma. Después de unos momentos un hombre que había sido bien conocido en la ciudad por su afición como borracho, pero que había sido convertido recientemente, aceptó la invitación, y sacando una naranja del bolsillo comenzó a pelarla lentamente.

El conferencista ateo le pidió que hiciera la pregunta; pero el hombre continuó, sin inmutarse, pelando la naranja, cuando termino, se la comió. Después de comérsela se volvió al conferencista y le preguntó:

¿Estaba dulce o agria?

No me pregunte tonterías— respondió el ateo con evidente molestia—. ¿Cómo puedo conocer el sabor si no la he probado?

El borracho convertido respondió:

Y ¿cómo puede usted saber algo de Cristo si nunca lo ha probado?

lunes, 18 de febrero de 2008

Un mensaje de fe

“Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.”
1ª a los Corintios Cáp. 1:21 - 24
No pocos han sido los esfuerzos, a través de la historia, por querer entender el reino de Dios de un modo racional, brillantes pensadores, filósofos y hasta teólogos, han tratado de explicar de modo racional lo que se encuentra escondido en el mensaje evangélico. También otros, han procurado justificar sus creencias con la ayuda de la ciencia, como buscando algún apoyo tangible que sustente su fe, talvez nosotros mismos, hemos procurado, y con no poco esfuerzo, lograr de alguna manera entender a Dios desde nuestra perspectiva humana.

Sin embargo, hay cosas, que no se pueden entender, sino solo creer. Como entender, por ejemplo, que una roca pueda verter agua, o que el creador de todas las cosas se humanice y se entregue a muerte para rescatarnos. Tratar de humanizar a Dios y procurar entenderlo todo desde nuestra limitada lógica humana, es entrar en un laberinto del que no podríamos encontrar la salida. Por esta razón, su palabra nos dice: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado?” Romanos 11:33-36

Quizás, nos sintamos ofendidos al tener que reconocer que nuestra capacidad intelectual, no es suficiente para racionalizar la existencia y el plan de Dios para la humanidad, pero humildemente, tendremos que reconocer que “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” Isaías 55:9 No es posible pretender que la mente de la criatura, logre entender la mente del creador, creerlo posible, es un acto de arrogancia que deja preso en su intento al que lo pretenda.

Se cuenta, que San Agustín de Hipona, al poco tiempo de haberse convertido al cristianismo, recorría una playa procurando entender la obra de Dios, sus pensamientos lo confundían y pese a su mucho divagar, no lograba satisfacer su deseo de entender y comprender el todo de Dios. Mientras estaba en esto, se percato que un niño pequeño corría con un balde de madera hacia las olas, una vez que lo llenaba de agua corría hacia la playa y sin derramarla volvía hacia las olas para hacer lo mismo, una y otra vez. Agustín, se quedo mirándo al pequeño durante un instante, sin entender lo que hacia. De pronto, el niño le pidió ayuda ¡quería llevarse todo el mar en su pequeño balde!

Agustín, se esforzó en explicarle que eso era imposible, el mar era enorme y el balde muy pequeño para tanta grandeza. Se esforzó, inútilmente, para que entendiera, pero mientras intentaba explicarlo comprendió que Dios le estaba poniendo una ilustración frente a sus ojos, para que él se diera cuenta que era imposible para su mente de hombre, entender la grandeza inconmensurable de Dios.

Los griegos, por excelencia buscan sabiduría, llenos de una ansia de conocimiento propio de la cultura helenística, no buscaban señales ni prodigios, ellos querían ser convencidos por la razón, en su búsqueda no esperaban, ni reconocían necesitar un salvador, lo único que ellos querían era un maestro, alguien que les proveyera de un conocimiento más excelente, mas alto, mas sublime, lo que ellos necesitaban era “oír o hablar algo nuevo” Hechos 17:21. Pero, al encontrarse con el evangelio que les predicaba Pablo y escuchar de un juicio y de uno que resucito de los muertos, resulto ser demasiado para su razón, y al no poder sus mentes comprender estas cosas, cerraron la puerta de sus oídos para no oír esta locura, “Y así como oyeron de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Te oiremos acerca de esto otra vez.” Hechos 17:32 por considerarlo locura, dejaron pasar por su lado, sin creerlo ni recibirlo, el mensaje eterno de salvación, pues “agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.” 1ª a los Corintios 1:22

Por su parte, para los judíos, era imposible creer y aceptar sin antes ver, ellos exigían señales, necesitaban tener pruebas palpables que “certificaran” la divinidad de Cristo “...¿Qué señal nos muestras de que haces esto?” Juan 2:18 “... Maestro, deseamos ver de ti señal...” Mateo 12:38 y así como estas podríamos ver otras situaciones similares en que la fe, sin señales, no tenía cabida en sus mentes, necesitaban ver una señal. Aún aquellos que por ser sus discípulos habían visto muchas y muy de cerca, necesitaban tener esa prueba palpable antes de creer. Tomás, pese a toda su cercanía a Jesús siendo su discípulo, llega a decir “...Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré...” Juan 20:25 ¡pero como es posible que dijera todo esto! ¿No había estado Tomás junto a Jesús cuando se multiplicaron los panes y los peces? ¿No estuvo acaso cuando el ciego Bartimeo recibió la vista? ¿no estuvo cuando el paralítico tomo su lecho y se fue caminando por sus propios pies? ¿no vio a Lázaro salir de la tumba y sentir el hedor de su muerte? ¿no fueron suficiente estas señales? su naturaleza humana lo traiciona y desnuda la incredulidad que llevaba en su interior, Cristo, venia a ser su tropezadero.

Y nosotros, sin ser en el linaje ni en la historia Griegos ni Judíos ¿qué haremos? ¿Permitiremos que nuestra incapacidad para entender nos prive de creer? ¿Dejaremos a Jesucristo pasar por nuestro lado, mirando su mensaje como una locura? ¿Nos quedaremos acaso esperando ver una señal? ¿O confiaremos en su palabra, doblegando nuestra voluntad a sus pies, confesándole como Señor y Salvador?

“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” Juan 1:11-13 Esta potestad es dada a nosotros, a quienes haciendo a un lado los paradigmas que nos impone la razón, hemos sido beneficiados con la gracia de creer, y abrir no solo los oídos sino también el corazón, para reconocer en Cristo el poder y la sabiduría de Dios, obrando a favor nuestro. Por lo tanto, amados, desechando los rudimentos del mundo, procuremos crecer en su gracia disponiéndonos en sus manos como el dócil barro en las manos del alfarero, para que él nos dé la forma que desee, para ser instrumentos de honra, útiles en sus manos. Solo así, Cristo no será para nosotros locura ni tropezadero, sino poder y sabiduría de Dios.

lunes, 28 de enero de 2008

Pasion por la verdad (Tertuliano)

  • Les comparto una sección de Tertuliano de Cartago, disfrútenla!


    La pasión por la verdad.
    ... Dejad que la verdad se abra paso hasta vuestros oídos, aunque sea por este camino privado de un escrito sin voz, La verdad no pide favor alguno para su causa, porque no se asombra de su condición: sabe que anda como extranjera en la tierra, y que, andando entre extranjeros, fácilmente se encuentra con enemigos: su linaje, su morada, su esperanza, su crédito, el reconocimiento de su valor están en los cielos. Mientras tanto, una sola cosa pide: que no se la condene sin ser conocida. ¿Qué daño les puede venir a las leyes, que son soberanas en su propia esfera, de que se la oiga? ¿Podrá su soberanía ser más gloriosa por el hecho de que condenen a la verdad sin haberla oído? Si la condenan sin oírla, además del reproche de injusticia, se atraerán la sospecha de un prejuicio por el cual no están dispuestos a oír aquello que saben que no podrían condenar una vez oído...
    La verdad no tiene nada de qué avergonzarse, sino sólo de que no se la saque a luz.

    El cristianismo y la filosofía.
    Todo esto son doctrinas humanas y demoníacas, nacidas de la especulación de la sabiduría mundana, para agradar a los oídos. Pero el Señor las llamó necedad, y eligió lo necio según el mundo para confundir a la misma filosofía. Porque la filosofía es el objeto de la sabiduría mundana, intérprete temeraria del ser y de los designios de Dios. Todas las herejías en último término tienen su origen en la filosofía. De ella proceden los eones y no sé qué formas infinitas y la tríada humana de Valentín; es que había sido platónico. De ella viene el Dios de Marción, cuya superioridad está en que está inactivo; es que procedía del estoicismo. Hay quien dice que el alma es mortal. y ésta es doctrina de Epicuro. En cuanto a los que niegan la resurrección de la carne, se apoyan en la enseñanza de todos los filósofos sin excepción. Los que equiparan a Dios con la materia siguen las enseñanzas de Zenón. Los que pretenden un Dios ígneo aducen a Heráclito. Las mismas cuestiones tratan los filósofos y los herejes, y sus disquisiciones andan entremezcladas: ¿de dónde viene el mal?; ¿cuál es su causa?; ¿de dónde y cómo ha surgido el hombre? Y también lo que hace poco propuso Valentín: ¿de dónde viene Dios? Está claro de la Entimesis y del Ectroma. Es el miserable Aristóteles el que les ha instruido en la dialéctica, que es el arte de construir y destruir, de convicciones mudables, de conjeturas firmes, de argumentos duros, artífice de disputas, enojosa hasta a sí misma, siempre dispuesta a reexaminarlo todo, porque jamás admite que algo esté suficientemente examinado. De ella nacen las fábulas y las genealogías interminables. las disputas estériles, las palabras que se insinúan como un escorpión... Quédese para Atenas esta sabiduría humana manipuladora y adulteradora de la verdad, por donde anda la múltiple diversidad de sectas contradictorias entre sí con sus diversas herejías. Pero, ¿qué tiene que ver Atenas con Jerusalén? ¿Qué relación hay entre la Academia y la Iglesia? ¿Qué tienen que ver los herejes y los cristianos? Nuestra escuela es la del pórtico de Salomón, que enseñó que había que buscar al Señor con simplicidad de corazón. Allá ellos los que han salido con un cristianismo estoico, platónico o dialéctico. No tenemos necesidad de curiosear, una vez que vino Jesucristo, ni hemos de investigar después del Evangelio. Creemos, y no deseamos nada más allá de la fe: porque lo primero que creemos es que no hay nada que debamos creer más allá del objeto de la fe...

miércoles, 9 de enero de 2008

AMOR O MIEDO

Hace unos días atrás estando en mi trabajo, mientras bajaba por una escala pasando de un piso a otro en las oficinas de la empresa, me encontré con un colega de carácter muy alegre, devoto católico practicante y a la sazón hermano de un sacerdote. Conociendo este colega mi credo de fe evangélica, nuestras pocas y breves conversaciones siempre han tenido un trasfondo religioso. Al encontrarnos esa mañana en la escala, le dije en tono festivo: “¿cómo estas, cómo te haz portado? - a lo que él respondió- ¡bien me he portado pues! - y luego, como queriendo decirme algo muy secreto, se me acerco al oído y me dijo: “aunque debo reconocer que más que por amor a Dios, lo he hecho por miedo a Dios” luego de las risas de rigor yo seguí mi camino, y él siguió el suyo.
Esto no habría sido mas que una simple anécdota, si no hubiera aprendido con el tiempo que los caminos que Dios usa para enseñarnos, o repasarnos lo enseñado, son a veces desconocidos y poco ortodoxos para nuestro entendimiento. Creo que por esto, las palabras de ese colega quedaron golpeando con fuerza en mi conciencia, “por miedo, mas que por amor” era un pensamiento recurrente que me hacia cuestionarme muchas cosas en mi vida como cristiano, miedo o amor ¿qué es lo que mueve mi vida a la obediencia, el miedo al castigo o el amor al que me ordena? ¿Qué fue lo que movió a los cristianos primitivos a aceptar con gozo la hoguera o el ataque de las fieras? ¿Acaso fue el miedo...? ¿Qué fue lo que motivo a Pablo a llevar el evangelio a otros, aun encadenado y sufriendo mas de una vez el injusto castigo? ¿por qué un joven medico y su esposa dejaron Norteamérica en el siglo XIX y vinieron a Chile a predicar el evangelio? ¿Por qué ofrendas, por que adoras, por que ayunas, por que predicas, por que cantas, por que oras, porque te congregas? ¿Por qué haces esto o por que dejas de hacer aquello? ¿Cómo es que Dios quiere que le sirva? ... ¿Cuál será la forma más saludable, la mas excelente? ... preguntas y preguntas que durante varios días me siguieron sin dar tregua a mis pensamientos.
Todas estas y otras muchas, que seria dificultoso enumerarlas una a una, fueron encontrando siempre la misma y única respuesta.

La Real Academia Española de la Lengua da significado a palabra miedo, diciendo: “Perturbación angustiosa del animo por un riesgo o daño real o imaginario, recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea”. Cuantas personas se encuentran a diario que adquieren una conducta no por que realmente les nazca de corazón sincero, sino más bien por evitar el perjuicio de no hacerlo, ¿cuántos hay que en una carretera cuidan de no excederse los limites de velocidad permitidos solo en presencia de la policía? Pero no lo hacen por convicción real sino solo para evitar el castigo de una infracción. Luego, sin embargo, cuando la autoridad ya no este presente, sin pudor quebrantan lo que en presencia de ella parecían guardar tan celosamente. Miedo, no es lo mismo que respeto o temor reverencial, miedo es una perturbación del carácter propio de alguien, cuyo resultado es angustia ante el solo pensamiento de que algo malo le suceda.
Aun, cuando nos duela reconocerlo, debemos aceptar que también muchos entre nosotros se someten a regañadientes a algunas de las ordenanzas de La Escritura, pensando que al hacerlo acumulamos meritos “para que Dios no nos aflija” o “para que el Señor no quite su bendición”. ¿Cuantos de nosotros no habremos ofrendado en mas alguna oportunidad “abundantemente” con el solo propósito de recibir también “aun más abundantemente” teniendo miedo que el no hacerlo vaya a provocar que el Señor cierre su mano hacia nosotros?. ¡Esto es miedo,... no amor! Dios ama al que da con alegría, no con egoísmo o con angustia. Cuantos llegaran a nuestros templos solo por miedo, como cumpliendo con la costumbre, para que el Señor vea cuan interesados estamos en escuchar su palabra y que tan profundo interés tenemos en su obra, ... pero en nuestra mente estamos pensando en lo que podríamos estar haciendo “si no hubiéramos tenido que haber ido a la reunión” ... preocupándonos mas de la hora en que terminara el servicio, que de adorar a Dios.
Servir a Dios por miedo no solo es el reflejo de no conocer a Dios, sino también una muestra de arrogancia, pensando que nuestra conducta podría transformarse en muestras de justicia ante Dios. Constituyéndola ciegamente en un merito de justicia delante de Dios.
Recuerdo que para el terremoto de 1985, a nuestro templo entraron varias personas que repentinamente sintieron un gran deseo de congregarse y adorar a Dios, justo después del primer remezón. Al termino de un breve servicio, encontré en los baños cigarrillos retorcidos tirados en los papeleros, el miedo se había apoderado de las conciencias y parecía obligarlos a realizar algunas obras que los hicieran merecedores de la misericordia que necesitaban. Pero el miedo, no es suficiente, para que una vida cambie es necesaria una transformación mas en lo profundo, algo que no provoca el miedo. Los efectos del miedo duran mientras dure lo que lo provoca, luego desaparecen y se transforman solo en un recuerdo. El miedo no hace mas que generar conductas hipócritas.
Si nuestra conducta cristiana esta basada en el miedo, defraudamos a Dios, y no le adoramos “en espíritu y verdad” ¿es acaso miedo lo que Dios espera de nosotros? ¿Miedo al que murió en nuestro lugar? ¿Será esta la forma más saludable de servir a Dios?. Siendo el miedo una perturbación que en su manifestación afecta el animo mismo de persona, no es algo propio de la conducta equilibrada con que Dios dota al creyente sincero.
Tal vez, esto haya sido similar a la conducta asumida por Israel en un momento de su historia, al punto que Dios exclama “porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra pero su corazón esta lejos de mí” ¿quién no advierte tristeza y dolor en esta afirmación? Que el corazón de quienes debía estar más cercano haya resultado extraño y lejano. Que habiéndoseles encarecido “amaras a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas” viniesen a resultar tan carentes y extraños al amor que gustosos debieran profesar.

La misma academia española da significado a la palabra amor, de la siguiente manera: “sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. Sentimiento que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear”. ¡Que preciosa definición! De esto, entendemos rápidamente que el amor es un sentimiento, no una perturbación, muy superior al miedo, y cuyo resultado es entonces mucho más excelente. Mas aun si consideramos que para los cristianos el amor no es un sentimiento que nazca del hombre, sino de Dios y que amor es Dios mismo. Amor es una palabra compuesta por dos en latín “Ad Mortem” que significa “sin muerte” esto nos da una idea de la trascendencia del amor..
¿Que obligo a la mujer pecadora a regar con lagrimas los pies de Jesús, y enjugarlos con sus cabellos, y besarlos y ungirlos con perfume? ¿Hubo acaso alguna espada o poder humano que la obligara? ¿Hubo dinero que comprara tal atención para el Maestro? NO, ... solo AMOR, puro amor. El Señor Jesús, reconoce esto, y dirige a su anfitrión Simón, quien nada de esto había hecho; la parábola de los dos deudores, y la termina diciendo: “¿cuál de ellos le amara mas?” ... no dice quien le tendrá mas miedo, sino “¿cual de ellos le amara mas?” ... no sé a usted, pero a mí, se me perdono TODO.
Que el miedo guíe los pasos del que hace lo malo y lo vuelva al bien, es una cosa, pero que deje espacio al amor, en el corazón de aquel que como una flor ha nacido nuevo en el jardín de Dios.
La conducta cristiana no puede, ni podría tener otra motivación, que fuese distinta al amor. Para el creyente el amor no es un sentimiento humano, es divino. Dios es amor y nosotros le amamos a él, por que “él nos amo primero” y ese amor ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo. Alguien que haya nacido de nuevo de “agua y espíritu” habiendo experimentado el perdón y la plena misericordia de Dios, no es movido por el miedo o la angustia, como si Dios fuese un dictador tirano cuya fuerza fuese la vara del castigo y su deleite condenar y matar. NO, una vida cristiana tiene una motivación mucho más excelente.
Un antiguo obispo de la iglesia primitiva escribe a un noble llamado Diogneto, exponiéndole el evangelio y le dice: “...le envió como Salvador, usando persuasión, no fuerza; porque la violencia no es atributo de Dios. Él le envió como invitándonos, no persiguiéndonos; Él le envió como amándonos, no juzgándonos... cuando hayas conseguido este pleno conocimiento, ¿de qué gozo piensas que serás llenado, o como amaras a Aquel que te amo a ti antes? Y amándole serás un imitador de su bondad...” Muchos siglos después el autor de un precioso himno testimonial nos dice: “... y cenando a su lado descubrí, que no hay dicha más feliz, que amar a Dios...” esto fue y será hasta la venida gloriosa de su reino, la motivación más perfecta y excelente que haga que hombres y mujeres abandonemos “las cosas de este mundo” y negándonos a nosotros mismos, vivamos para Dios. Tratando, a pesar de todas nuestras innegables y abundantes debilidades y limitaciones de ser imitadores de Aquel que nos amo, y que por medio de ese amor nos rescato de nuestra vana manera de vivir, participándonos de vida nueva.
El servicio a Dios no es por fuerza, es el Espíritu Santo quien hace nacer en el corazón del creyente ese “sentimiento intenso (tal vez lo que el profeta llamo fuego) que partiendo por reconocer nuestra propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y la unión con Dios”. Que el Espíritu Santo haga nacer entonces en nuestros corazones ese “fuego intenso” que nos haga reconocer nuestra propia insuficiencia, nuestra imperfección, nuestra maldad, ¡nuestra falta de amor! y nos eleve, haciéndonos crecer “en gracia y en sabiduría” para que nuestro servicio a Dios sea cada día más perfecto. De modo tal, que nuestra vida sea una ofrenda de amor hacia Aquel que nos rescato de la muerte, muriendo por nosotros. Libres de egoísmo, vanidades, afanes o intereses personales, como tantos hombres y mujeres que antes de nosotros han servido a Dios solamente por amor, ¿Qué movió a los cristianos primitivos? ... el amor, ¿qué movió a Pablo? ...el amor, ¿qué motivo al Pastor Hoover? ... el amor. Entonces... ¿qué mueve mi vida?... si tu respuesta no es la misma, medita en las palabras del apóstol Juan, “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en si castigo. De donde el que teme no ha sido perfeccionado en el amor”. 1° de Juan 4:18
Joel Gallardo

LA NAVIDAD

Cada 24 de diciembre por las noches, el mundo cristiano recuerda el nacimiento del niño Jesús, nos resulta admirable ver el cumplimiento de las profecías acerca de su nacimiento, nos alegramos recordando la anunciación del Arcángel Gabriel a la joven virgen Maria, admiramos la nobleza de un carpintero galileo llamado José del linaje real de David. Al recordar los hechos tratamos de imaginar el difícil viaje de Nazaret a Belén para cumplir con el edicto del emperador, que obligaba al pueblo a ser empadronado. Contemplamos la tristeza del deambular de José y Maria caminando de puerta en puerta buscando un lugar en el mesón, tan solo un lugar para que el niño pudiera nacer.
Cuantas madres habrán hecho suya la angustia y el dolor de Maria, al ver que ha llegado su tiempo de dar a luz y no tener siquiera un lugar cálido donde recostarse. Cuantos padres habrán querido solidarizar con la frustración de José, al no poder proveer para su esposa un lugar digno, en donde diera a luz al niño Rey.
Al leer el relato del evangelio, cuantos de nosotros, no habremos dicho en mas de alguna vez ¡Yo le hubiera dado un lugar!…, si yo hubiese vivido en esos años, esto no hubiese pasado, yo le hubiese abierto la puerta, y le habría dado lugar en el mesón. Pensamos, que si nosotros hubiésemos sido los dueños del mesón, Cristo no hubiera nacido en el pesebre de Belén, sino en la calidez de nuestro hogar.
Sin embargo, en nuestro presente, cuando vemos las calles al acercarse los días de navidad, y observamos a la gente moverse corriendo de un lado para otro, sin darse cuenta quienes están a su lado, cargando bolsas de compras, cruzando las calles en medio de bocinazos y carreras frenéticas, podremos darnos cuenta, que muy pocos, recuerdan el verdadero sentido de estos días. Muchos, con gusto recibirán un folleto que hable de descuentos y de ofertas de una casa comercial, pero dejaran botado con desdén un tratado que hable del evangelio. Con tristeza, podremos comprobar que el consumismo borra de las mentes y arranca de los corazones, el verdadero sentido de la navidad.
En las mentes de los niños, ya no están las imágenes del relato evangélico, ni los cánticos de salvación que los Ángeles dieron a los pastores, ni la visión de humildad que el Rey de Reyes nos da al nacer en una pesebrera. Hoy, en sus mentes, aparecen las ideas y las imágenes de cómo hacer que el árbol de navidad sea lo más especial, cual será el mejor adorno, cual la luz más tintineante. Comienzan a mirar las vitrinas para ver que regalo pedir este año, ellos sueñan con aquellos juguetes que han visto en la publicidad, con los que serán la admiración de sus amigos… ¡¡este año el viejo pascuero vendrá a cumplir esos deseos!! … Y serán felices ese día.
Los padres, lejos de buscar a Aquel a quien le fue cerrada la puerta del mesón, comienzan a sacar cuentas para ver que podrán comprar este año, en cuanto podrán endeudarse para satisfacer el deseo de sus hijos y sobrinos. Algunos con aflicción, otros con frustración, miraran su incapacidad para satisfacer esos anhelos, pero no importa, trabajaran horas extras para tener los recursos necesarios, después de todo, no podemos frustrar el deseo de los niños, todos debemos estar felices y es un esfuerzo que bien vale la pena.
Presos del afán, atados al tumulto y al frenesí del día a día, pasamos por alto el mayor y mas inestimable de todos los obsequios que el hombre pueda recibir, un regalo lleno de gracia y de misericordia, para todo aquel que cree, tal como los Ángeles lo anunciaron a los pastores “os a nacido hoy en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor” que vino, para llenarnos de su plenitud y de su amor, “porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia” “por que nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”. No hay mayor regalo, que el de Dios el Padre, al entregar a su hijo Jesús en propiciación por nuestros pecados.
Pero, lamentablemente lo olvidamos, y así, como hace mas de dos mil años no hubo lugar para él en el mesón de Belén, con tristeza y reconocimiento sincero, debemos aceptar que hoy el bullicio y el afán de este tiempo nos hacen ciegos y sordos al mas importante mensaje que el hombre pudiera recibir, y que tampoco hoy, tenemos para EL lugar en el “mesón de nuestro corazón”.
Pero la navidad, es mucho más de lo que pueden ver nuestros ojos indolentes, es una manifestación de amor infinito y eterno del Padre hacia una humanidad errante en la oscura noche del pecado, es en navidad cuando “al pueblo que moraba en tinieblas, luz resplandeció sobre ellos”. Navidad, es el cumplimiento del tiempo de Dios, escondido en el misterio de los siglos para bendecirnos en estos días, “pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos” en estas palabras del Apóstol Pablo, se muestra el sentido mas profundo de la navidad, luz, para los que viven en tinieblas, perdón, para los pecadores, consuelo, para el afligido, el perdido, es encontrado, y al que estaba muerto en su pecado, le es dada vida y salvación. Si Cristo nace en tu corazón, serás lleno de luz, tu alma tendrá perdón y consuelo, tu vida será llena de esperanza, solo entonces comprenderás que también ha nacido un salvador para ti, y su nacimiento en el pesebre no habrá sido vano para tu alma.
Quiera Dios, que esta noche tan especial podamos decir con toda la fuerza de nuestra voz y de lo mas profundo de nuestro corazón, Señor, si el gentil te deja pasar, si el posadero te cierra la puerta, si el que mira no te quiere ver y el que escucha no te quiere oír, ¡Yo Señor, yo te recibo! quiero oír tu voz, yo Señor, quiero ver tu gloria, y si nadie te abre la puerta… ¡Yo Señor! te abro de par en par las puertas de mi corazón.
Joel Gallardo