martes, 16 de febrero de 2010

Jetro, o cuando la inteligencia no es suficiente...

Éxodo 18:17 “Entonces el suegro de Moisés le dijo: No está bien lo que haces”

Se cuenta que Agustín, obispo de Hipona, caminaba una tarde de verano por una playa del mediterráneo, abstraído en sus pensamientos, procurando entender la grandeza sublime de Dios. Su aspiración, era comprender la esencia de su existencia. Mientras caminaba, se percato que un niño pequeño corría hacia la orilla del mar para llenar su balde de agua, una vez lleno, corría hacia la playa y sin derramarlo, volvía nuevamente a llenarlo entre las olas. Mientras Agustín observaba sin entender, el niño le pidió ayuda, ¡quería echar todo el mar en su balde y llevárselo a su casa! pese a esforzarse, Agustín no lograba que el pequeño entendiera que el mar era demasiado grande para la pequeñez de su balde de madera, era imposible que algo tan pequeño pudiera contener la inmensidad tan grande del océano… cuando intentaba que el niño comprendiera esto, se percato que era Dios, quien le estaba tratando de explicar a él que su grandeza era demasiada, para ser entendida plenamente por su limitada mente humana.

Puede resultarnos casi ofensivo, que siendo personas tan inteligentes como lo somos, debamos resignarnos a reconocer que nuestras capacidades son limitadas, sujetas al tiempo y al espacio que Dios ha puesto a nuestro alrededor y en medio del cual nos encontramos inmersos. Por mucho que haya voces que pretenden hacernos creer lo contrario, no podemos escapar de los limites que nos han sido puestos.

Sin la revelación y la guía de Dios por medio del Espíritu Santo, somos incapaces de pensar y actuar en su plena voluntad, por nuestra propia capacidad no podemos caminar en el propósito pleno de Dios.

En el pasaje de Éxodo 18 encontramos a Jetro, suegro de Moisés, cuyo nombre significa “excelencia” y a quien también se le conoce como Reuel o Reguel, que significa “amigo de dios” razón por lo cual se le identifica como sacerdote de Madian. En sus tierras trabajó Moisés por 40 años cuidando sus ovejas. El Pentateuco, no indica los dioses de Jetro ni su forma de culto, por esto, algunos escritores parecen ver en la expresión “sacerdote” un sinónimo de líder del pueblo que habitaba en Madian, mas que una expresión de religiosidad. Sin embargo, es muy probable que haya servido al culto de dioses madianitas, conocidos posteriormente como baales, cuyo culto esta basado principalmente en ídolos.

En el tercer mes, después de iniciado el éxodo, Jetro, vino al encuentro de Moisés en el desierto, encontrándose con el después de la batalla contra los amalecitas. Aquí, Jetro reconoce la supremacía de Jehová, diciendo: “Ahora conozco que Jehová es más grande que todos los dioses; porque en lo que se ensoberbecieron prevaleció contra ellos.” Éxodo 18:11 En esta ocasión, también ofreció sacrificios a Jehová, pero debemos notar que reconoció que Jehová era mas grande que todos los dioses, pero no que era el único Dios.

Debido a la posición de liderazgo en su nación, constantemente estaba sujeto a tomar decisiones, cargaba sobre sus hombros con la costumbre de analizar situaciones o como hoy diríamos en la jerga técnica de Desarrollar Procesos de Gestión Social Eficientes. Esto, lo llevo a analizar el proceder de Moisés al momento de juzgar los asuntos que el pueblo traía ante su presencia. Al respecto, señalo “…No está bien lo que haces. Desfallecerás del todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo.” Éxodo 18:17-18 Esta afirmación responde al excesivo tiempo que Moisés paso durante el día juzgando los asuntos del pueblo, todos dependían de el y solo recurrían a su juicio ante cualquier disputa. No existían suplencias, ni colaboradores empoderados en este quehacer.

Del análisis realizado en la observación de un día de trabajo, rápidamente Jetro concluye que esta forma de ejercer el liderazgo y el gobierno, no es sustentable en el tiempo, ¿que pasaría cuando el pueblo se multiplicara y creciera como Dios lo había señalado? ¿Cómo se enfrentaría la ausencia de Moisés? ¿Se dedicaría Moisés solo a juzgar los asuntos entre el pueblo? Moisés no podía atenderlos a todos en forma simultánea, ¿no generaría esto un sentimiento de falta de justicia en el pueblo? Y tal vez lo mas complejo ¿Cómo podría sobrellevar Moisés la enseñanza legal y religiosa de todo Israel? Jetro, era un hombre con experiencia y buen razonamiento, se dio cuenta que físicamente tampoco seria posible que Moisés soportara ese ritmo de trabajo diario frente al pueblo, su salud se deterioraría rápidamente y desfallecería. La situación que se observada no era sostenible en el tiempo.

El consejo de Jetro fue: “Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios estará contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, y somete tú los asuntos a Dios. Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer. Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez. Ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo; y todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo asunto pequeño. Así aliviarás la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo” Éxodo 18:19-22 En este ultimo versículo vemos el objetivo familiar del consejo de Jetro, aliviar la carga que había sobre los hombros de Moisés y dividirla entre sus colaboradores.

Si nosotros analizamos el consejo de Jetro, no podríamos estar en desacuerdo, nos parece lógico y acertado, en especial, dadas las circunstancias que vivía Moisés. Su análisis era acertado, y obedecía a la aplicación de leyes naturales por todos observadas. Pero debemos recordar que hay cosas que parecen fruto de mentes inteligentes y buenas, pero solo son eso, el fruto de análisis hechos por la razón humana y su limitada capacidad de entendimiento, aplicar la inteligencia natural a hechos espirituales es como el esfuerzo del niño por llevar todo el inmenso mar en un pequeño balde. Al parecer, el consejo era apropiado, pero insuficiente.

El suegro de Moisés, era un hombre astuto y conocedor de las cosas humanas, pero no conocía al pueblo de Israel, no era Judío, y por lo tanto su consejo carecía del conocimiento de Dios, el conocimiento humano no esta a la altura del conocimiento sublime de Dios. “Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: El prende a los sabios en la astucia de ellos.” 1ª Corintios 3:19

El análisis racional de Jetro es correcto, su planteamiento es apropiado, el problema descrito es un problema real, pero su conclusión es errada, porque todos los problemas que afectan al pueblo de Dios, se deben entender, desde una perspectiva espiritual “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” 1ª Corintios 2:14

Jetro, carecía de la investidura espiritual para discernir la problemática del pueblo de Dios, era el sacerdote de Madian, pero no siervo del Dios Altísimo, su experiencia de gobierno y formas de organización tribal no eran aplicables a la vida espiritual y propósito de Dios para Moisés y su pueblo. Del mismo modo, las normas que se aplican en las instituciones humanas no son validas para regular eventos de carácter espiritual, por esto, la iglesia y la vida del creyente, no puede sujetar la resolución de sus problemas recurriendo al conocimiento que entregan colegios y universidades, ni tampoco a la experiencia ganada en sus quehaceres propios, o las normas que se aplican en las empresas o instituciones seculares, por muy honorables que estas sean y por muy razonables que nos parezcan, son humanas, y los resultados no pueden ser diferentes a los humanos. Por esto Pablo, desestima su formación previa como valida para eventos espirituales, diciendo: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” Filipenses 3.7-8. La inteligencia natural del hombre tiene su ámbito de acción en lo que actividad del hombre se refiere, pero en la vida del Espíritu y el desarrollo del pueblo de Dios, Su Iglesia, no tiene mayor ingerencia. Para esta tarea, se requiere la intervención de quienes no actúan guiados por su propio juicio y sus razonamientos, sino que se dejan guiar por el Espíritu Santo. De lo contrario, su análisis y posterior juicio será meramente natural y su efecto fuera de la vida del espíritu.

Escuchando voces inteligentes y expertas en desarrollo de organizaciones, o en conducta humana, muchos cristianos se han apartado de la verdadera guía del Espíritu Santo, siguiendo formas y sistemas que parecen ser los más apropiados y razonables. Sistemas, que al simple análisis parecen responder a las necesidades de la iglesia y sus formas de gobierno, o las necesidades del creyente en forma individual y de sus familias, pero que son consejos incompletos, solo contienen parte de la situación, la natural o humana, pero carecen de la más importante y excelente, la visión de Dios.

Hoy, podemos escuchar en los medios cristianos hablar de ciertos estilos de liderazgo y de administración, basados en modelos que han sido exitosos en los medios empresariales, concebidos para el desarrollo de la industria, pero no para la iglesia. Se ha pretendido crear escuelas de emprendedores al interior de las congregaciones, y los liderazgos, asumen un estilo gerencial trabajando por objetivos y metas siempre cuantificables, pero de búsqueda de Dios, poco o nada. No obstante, los modelos bíblicos, son diferentes, donde las leyes de la física y las matemáticas son superadas y Dios expande las fronteras de lo natural, más allá de lo que nuestros ojos pueden percibir, nuestras manos tocar y nuestra razón entender, por esto, Dios nos muestra una forma mucho más excelente de proceder.

Recuerdan cual era el propósito del consejo de Jetro, “…Así aliviarás la carga de sobre ti, y la llevarán ellos contigo.” Éxodo 18:22 No obstante, como observaremos mas adelante, este objetivo no se cumplió, porque el consejo no fue completo. Leemos en Números 11, que poco tiempo después de continuar su peregrinación alejándose del monte Sinaí hacia el desierto de Paran, en el segundo año después de su salida de Egipto, el pueblo y los extranjeros que se le habían unido sintieron un gran deseo de comer carne y disfrutar del pescado que tenían en Egipto, cansados de la provisión de alimento de Dios, menospreciaron el maná.

Así, se ponían a la puerta de su tienda y lloraban pidiendo a Moisés carne para comer, la presión sobre él fue tal que llegó a decir “¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo, para que me digas: Llévalo en tu seno, como lleva la que cría al que mama, a la tierra de la cual juraste a sus padres? ¿De dónde conseguiré yo carne para dar a todo este pueblo? Porque lloran a mí, diciendo: Danos carne que comamos. No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía.” Números 11:12-14 ¡Moisés se encuentra solo! ¿Donde están los que le ayudarían, según Jetro, a llevar la carga del pueblo? Los líderes no pudieron contener sus reclamos y la disconformidad con que presionaron a Moisés. En todo el periodo del éxodo, no encontramos un momento de mayor frustración de Moisés, frustración que lo lleva a altercar con Dios y aponer en duda su capacidad y su palabra. El consejo de Jetro, y su análisis situacional no fueron suficientes, ¿Qué falto?... algo que Jetro no podía tener, la investidura, la gracia y la autoridad espiritual que solo llevan los siervos del Dios Altísimo.

Dios, marca la diferencia y ofrece a Moisés la oportunidad de rodearse de verdaderos colaboradores, no según la sabiduría humana, sino espiritual, según Dios. Para esto, le pide que reúna 70 varones en el tabernáculo, y le dice “Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo.” Números 11:17 Dios, señala aquí algo diferente y superior al consejo de Jetro, no era suficiente con ser sabios, diligentes, aborrecedores de la avaricia, y todas aquellas buenas cualidades que menciono Jetro, sino mayormente que Dios tomaría del espíritu que estaba en Moisés (Espíritu Santo) y lo pondría en estos varones, solo entonces podrían llevar junto a Moisés la carga del pueblo.

Esa, se constituía en la gran diferencia, la competencia provendría no de sus humanas cualidades, sino de la obra que el Espíritu Santo operaria en aquellos escogidos para ser sus colaboradores. Y así, fue como Dios les impartió de su Espíritu y profetizaron “Entonces Jehová descendió en la nube, y le habló; y tomó del espíritu que estaba en él, y lo puso en los setenta varones ancianos; y cuando posó sobre ellos el espíritu, profetizaron, y no cesaron. Y habían quedado en el campamento dos varones, llamados el uno Eldad y el otro Medad, sobre los cuales también reposó el espíritu; estaban éstos entre los inscritos, pero no habían venido al tabernáculo; y profetizaron en el campamento” Números 11:25-26 Como señal que el Espíritu poso sobre ellos, profetizaron, de esta forma Dios daba una señal visible que indicaba que EL los estaba capacitando de modo extraordinario para una obra extraordinaria. Años mas tarde, Pablo recomienda a la iglesia “Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis” 1ª Corintios 14:1 la profecía indicaba la presencia de Palabra del Señor en medio del pueblo, solo su palabra trae luz, guía, consejo, pureza, conocimiento, fortaleza y esperanza. Solo después de esto, estuvieron capacitados para la obra a que habían sido llamados.

En los próximos 38 años de peregrinaje, acompañaron a Moisés, el pueblo se multiplico como Dios lo había anunciado, y pese enfrentar procesos dolorosos y difíciles, no encontramos otra oportunidad en que se declare solo y dude del poder del brazo de Jehová.

En el nuevo testamento, un requisito básico y prioritario, para quienes debían acompañar a los apóstoles en su labor de inicio de la iglesia, fue que junto a sus necesarias capacidades personales de buen testimonio, fueran especialmente llenos del Espíritu Santo: “Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo” Hechos 6:3 el creyente debe procurar ser útil en las manos del Señor provisto de los mejores dones para “construir” y “edificar” las diferentes áreas del pueblo de Dios, Pablo lo indica “Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia” 1ª Corintios 14:12. Pero si hay algo que se debe tener meridianamente claro es que de nosotros mismos, nada podemos hacer. Nuestras fuerzas y nuestras capacidades solo son validas para las cosas de esta tierra, necesitamos ser capacitados desde lo alto con una investidura que sea muy superior a la meramente humana, Pablo, lo resume diciendo “no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios” 2ª Corintios 3:5

Hermano, ¿enfrentaras la tarea a la que has sido llamado con tus capacidades humanas, sostenido en la experiencia secular o en tu formación profesional? De todo corazón espero que no, sino que dispongas tu vida plena en las manos del Señor para que EL haga en ti su obra maravillosa.

La única forma de dejarse guiar y capacitar por el Espíritu de Dios, es despojándose del orgullo, la inteligencia propia, de las ideas personales y de los prejuicios adquiridos con el paso del tiempo, se debe renunciar a la voluntad del yo personal para someter todo pensamiento a la voluntad de Dios y así dejar que el Espíritu del Señor obre en nuestras vidas “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” 2 Corintios 10:5

¿Estarás dispuesto a renunciar a tu voluntad personal sometiéndola a la de Cristo?